Geopolítica: Origen y actualidad del concepto

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Capitán Mauricio Emiliano CASTAÑO


El concepto de geopolítica emergió en el fragor de la Primera Guerra Mundial, acuñado en 1916 por el politólogo y teórico militar sueco Rudolf Kjellén en su obra fundamental «El Estado como forma de vida». Esta noción se cimentó en las ideas previamente establecidas por el geógrafo alemán Friedrich Ratzel en su libro de 1896 «Geografía Política». Kjellén definió la geopolítica como la disciplina que estudia la influencia de los factores geográficos sobre el desarrollo político, económico y militar de los pueblos y estados, postulando que la geografía humana y física impacta de manera significativa en la política, la estrategia y las relaciones de poder internacionales. De este modo, la geopolítica se convirtió en el análisis causal de los sucesos políticos y militares desde una perspectiva espacial, y en la anticipación de sus futuros efectos geoestratégicos.

El enfoque geopolítico contempla el examen minucioso de las situaciones políticas y los escenarios bélicos en estrecha relación con el espectro geográfico involucrado, tomando el ámbito internacional como principal teatro de operaciones, tanto en conflictos armados como en el plano de las tensiones geopolíticas. Esta disciplina se nutre de otras ciencias afines como la historia militar, las relaciones internacionales, la geografía política y militar, la ciencia política, la sociología y la antropología. Realiza el estudio exhaustivo del entorno geográfico según las características económicas, culturales, demográficas y de recursos naturales y estratégicos de un Estado. En resumen, la geopolítica se centra en el poder político-militar y su

vínculo indisoluble con el espacio geográfico, convirtiéndose en la conciencia geográfica estratégica de las naciones.

Si bien la geopolítica fue sistematizada como disciplina por Rudolf Kjellén, los principios del pensamiento geoestratégico habían sido abordados previamente por el geógrafo alemán Friedrich Ratzel. Según este último, los estados poseen muchas de las características de los organismos vivos, introduciendo el concepto de que un Estado debe crecer espacialmente, expandir sus fronteras o declinar y morir dentro de esos límites fronterizos dinámicos y sujetos al cambio

A inicios del siglo XX, diversos geógrafos y estrategas militares anglosajones ampliaron las reflexiones de Ratzel hacia problemáticas específicamente militares y estratégicas. El almirante estadounidense Alfred Thayer Mahan, por ejemplo, postulaba la supremacía del poderío naval como clave indispensable para ejercer la dominación mundial, afirmando que quien controle los mares, controlará el comercio global y, por ende, dominará el mundo. Otro geógrafo que contribuyó al desarrollo de la geopolítica desde una óptica militar fue el británico Harold J. Mackinder, quien en 1904 desarrolló su famosa tesis del «pivote geográfico de la historia». De ésta se desprende la influyente teoría del Heartland o «corazón continental», actualmente ocupado por Rusia y las antiguas repúblicas soviéticas, en la que explica que el control de las grandes masas terrestres continentales facilitaría la dominación planetaria.

Un claro ejemplo de la aplicación de estas teorías geopolíticas angloamericanas es la adquisición de los estratégicos territorios de Alaska por parte de Estados Unidos al Imperio Ruso en 1867. La geopolítica cobró un gran impulso teórico y práctico en la Alemania de

principios del siglo XX, alcanzando su máxima difusión durante el régimen nacionalsocialista. El general alemán Karl Haushofer modernizó y militarizó la geografía política, y su estrecha relación con Adolf Hitler, facilitada por Rudolf Hess, hizo que el Führer utilizara las teorías geopolíticas como un instrumento doctrinario que justificaba la expansión territorial violenta de la Alemania nazi. Hitler aplicaba las teorías de Ratzel del «espacio vital» o Lebensraum para establecer las bases geopolíticas e ideológicas del Tercer Reich. No obstante, existen ciertas acciones imperialistas del régimen nazi que no se correspondían totalmente con las ideas de Ratzel y Haushofer, como la anexión del Tirol meridional a Italia, una región poblada mayoritariamente por población de etnia germana.

Alfred Thayer Mahan
Johan Rudolf Kjellén
Friedrich Ratzel
Harold J. Mackinder
El pivote de la Historia (Heartland)

Actualmente, la geopolítica se sustenta en la premisa fundamental de que el control de determinadas zonas geográficas clave puede permitir a un Estado ejercer su influencia e incrementar su poder relativo frente a otras naciones. Por ejemplo, el dominio de una ruta marítima comercial estratégica puede brindar una ventaja comparativa sustancial en términos de capacidad de proyección de potencia militar, comercio mundial y solidez económica. Esta influencia territorial es aún más decisiva en circunstancias de conflictos armados abiertos, donde la obtención y control de una región o espacio geoestratégico privilegiado puede

determinar la victoria sobre un adversario. Con el incesante avance de las capacidades tecnológicas militares, estos posicionamientos terrestres tradicionales fueron progresivamente siendo desplazados por la primacía del dominio del espacio aéreo y posteriormente del espacio ultraterrestre, sugiriendo que la supremacía en estos ámbitos otorga una mayor efectividad que el exclusivo control terrestre o marítimo.

En el contexto geopolítico interno de las naciones latinoamericanas, comenzó a tomar fuerza la noción de que la adecuada organización y control del territorio nacional, hacía el interior, resulta fundamental para el desarrollo económico, social y la seguridad de un Estado. La moderna geopolítica se aboca a elaborar estrategias integrales que consoliden el desarrollo armónico de una nación en todas sus aristas, tanto productivas y comerciales como sociales y militares, acompañadas por un planeamiento metódico de obras de infraestructura que faciliten las comunicaciones y la conectividad internas, optimizando así la capacidad logística, incrementando la productividad y reduciendo los costos de operación en favor del poderío nacional.

Por último, podemos afirmar que la geopolítica ha experimentado una vasta evolución desde su gestación en el fragor de la Primera Guerra Mundial hasta consolidarse como una disciplina científica multifacética y multidimensional que mantiene absoluta vigencia en la política internacional, la estrategia militar y las relaciones de poder entre Estados en la era contemporánea. Su inigualable capacidad para integrar e interrelacionar diversas ciencias y adaptarse ágilmente a los cambios tecnológicos, estratégicos y de los escenarios de conflicto, la erige como una herramienta analítica indispensable para comprender cabalmente el ejercicio del poder político-militar de las naciones y su indisoluble vínculo con los espacios geográficos.