
Por la Licenciada Josefina S. VARGAS (*)
Por la historia de la pintura, se tramiten emociones silenciadas que se esconden tras las apariencias que vemos, sólo en su aspecto superficial.
>>> | La aviación, se lanzó al protagonismo durante el siglo XX, y desde entonces viene mostrando la aventura de surcar el aire con los avances de la tecnología. Sin embargo, es a partir de la segunda mitad del siglo, que comienza a ser interpretado en la cosmovisión del vuelo, una variante de la cultura en las sociedades modernas.
En algunos museos del mundo, como el Guggengeim de Bilbao, ya existen interpretaciones intensas sobre los vuelos espaciales y sus connotaciones emocionales. Un universo de seres humanos conviviendo en un hábitat robotizado. Un mismo destino más allá del espacio, desde el imaginario hacia nuevas realidades, al límite de lo virtual.
La pintura, ha sido tentada para representar este nuevo mundo de imágenes que expresan el sentir del hombre contemporáneo a través de los artistas. Este es el caso de Héctor ROMANZINI que viene presentando distintos aspectos de la aviación en el marco del imaginario contemporáneo nacional. Por tratarse de un artista cordobés, docente de la Universidad Provincial de Córdoba, formado desde niño en la pintura, continuó su especialización en el taller de adultos de la Escuela Figueroa Alcorta, para cursar luego dos profesorados en Dibujo, Pintura y Escultura; que lo prepararon para ejercer la función docente desde el arte.

Como pintor, desde 1994 participa de muestras colectivas, individuales y Salones provinciales, nacionales e internacionales donde sus cuadros han instalado imágenes del vuelo, como inspiración de los nuevos espacios culturales. Ha obtenido varios premios, y el último ha sido el 1er. Premio de Salón de Pintura del Museo Bonfiglioli en 2015. Estos últimos años ha incursionado en el video y la fotografía digital, lo cual lo ha llevado a traspasar las fronteras del realismo y pensar el vuelo desde otras sensaciones: sumergido en el ángulo visual de un piloto que experimenta las fronteras de la realidad. El aire le permite descubrir esos nuevos paisajes que conmueven al espectador y lo invitan a volar recorriendo nuevas perspectivas del mundo desde el aire.


Con esa impronta, los cuadros de ROMANZINI, recorren las muestras, en su convocatoria a descubrir esos dos espacios, el real y el onírico; subirse a un avión y viajar desde sus rincones, como un insecto, una cámara o un sueño. Invitamos a nuestros lectores a sumarse a esta experiencia artística que podemos revivir hoy desde el ámbito digital, pensando que en alguna oportunidad quedarán a su alcance los cuadros reales, que son irremplazables desde sus significados. Imágenes digitales que apenas nos conectan con las nuevas experiencias del arte argentino, en que el avión acompaña su historia presente.
La vida es movimiento. Las existencias discurren entre situaciones y lugares cambiantes, diferentes o reiterados, los humanos evolucionan siguiendo ideas, creencias, pareceres, supersticiones… nosotros somos testigos y testimonio de los tiempos que nos atraviesan y en un continuo nos moldean y moldeamos. Recuerdos, relatos, saberes, experiencias se van agregando a nuestras vivencias, sedimentadas de experiencias pasadas, propias y sociales. Los movimientos, como el río de Heráclito nunca serán iguales. Las obras presentadas re y presentan el paso del tiempo. Trabajadas sobre obras anteriores, las superficies pintadas muestran señales de haber sido realizadas anteriormente y vueltas a resignificar, para contar otras experiencias, otras vivencias.
Encontré esta apostilla sobre la frase del río.

Creo que el ejemplo del río de Heráclito lleva a confusión, no porque Heráclito se haya explicado mal, sino porque la gente lo interpreta a medias.
Ya sabéis, la típica frase de ‘’no te bañaras dos veces en el mismo río’’ y todo el mundo dice, claro, no es el mismo río porque el agua va pasando, cada vez tiene un agua diferente por lo tanto no es el mismo río.
Vale, de acuerdo, esta interpretación es correcta, pero Heráclito no se refería solo a eso, hay que profundizar un poco más.
El río cambia, pero no solo en sentido de que sus aguas transcurren.

El ejemplo va dirigido al río, pero también a la persona que se baña en él ‘’no te bañaras (tú) dos veces en el mismo río.
Cuando te vuelvas a bañar en él, ni el río ni tú seréis lo mismos, es decir, tú cuando entres al río serás una persona, y cuando salgas serás otra, porque serás 10 minutos más viejo, abras cambiado, todo está sometido al cambio, pero el río también será 10 minutos más viejo (no solo porque transcurra el agua).
Tal vez con 10 minutos no queda muy claro, pero imaginaros a una persona que entra a una habitación y sale 50 años mas tarde. Es la misma persona, pero ha cambiado, y el cambio es más notable.
(*) Licenciada en Letras y doctoranda en artes en la Universidad Nacional de Córdoba. Columnista de la Revista Rumbos Aeronáuticos.
