Éxodo Jujeño

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CADETE III AÑO LAMAS, FERNANDO.


El 26 de mayo de 1812 el Gral. Belgrano es nombrado comandante del Ejército del Norte por el Primer Triunvirato, éste estableció su comando en San Salvador de Jujuy, capital de la provincia. Militarizó a la población e hizo bendecir el pabellón nacional en la catedral de la ciudad en conmemoración del segundo aniversario de la Revolución de Mayo, con el propósito de aumentar el fervor patriótico.

En julio se supo que una gran fuerza realista al mando de Pío Tristán provenía desde el Alto Perú, en consecuencia el Triunvirato ordenó al Ejército del Norte retroceder hasta Córdoba, donde se uniría a las tropas rioplatenses.

El 23 de agosto de 1812 el pueblo jujeño emprendió una movilización de más de 360km, abandonando la ciudad y sus campos, dejando tras de sí sólo tierra arrasada.

Fue en Tucumán donde el Gral. Belgrano decidió detener la marcha, y alentado por el triunfo en el combate de Las Piedras, decidió presentar batalla a los realistas. Por el sacrificio realizado por el pueblo jujeño, el 25 de mayo de 1813 el General Belgrano donó al Cabildo de San Salvador de Jujuy una bandera, como premio y homenaje a ese pueblo que lo acompañó y que posibilitó los triunfos de Las Piedras, Tucumán y Salta. A este símbolo patrio se le conoce como La Bandera de la Libertad Civil y es la actual bandera de la provincia.

Cientos de jóvenes jujeños, cada año dejan su hogar y familia para cumplir su sueño de incorporarse a las Fuerzas Armadas, reflejando el mismo sacrificio que hicieron sus antepasados hace 212 años, en aras de la libertad.

El lamentable hundimiento del ARA San Juan es prueba de lo mencionado, siendo 9 los jujeños que formaron parte de los 44 tripulantes del submarino; entre ellos, el Teniente de Corbeta Jorge Luis Mealla, quien ansiaba regresar a su hogar a pasar las fiestas de fin de año con sus seres queridos.

Por su parte, la Suboficial Principal María Rosa López, oriunda de Jujuy e integrante de la tercera promoción de mujeres en la ESFAC, se convirtió en la primera mujer paracaidista de la Fuerza Aérea Argentina.

El Alférez Soto, egresado de la Promoción LXXXVIII de la Escuela de Aviación Militar expresó: “Para mi haber dejado Jujuy para formarme como oficial fue duro porque significaba dejar mi hogar sabiendo que, una vez egresado, iba a ser muy difícil volver seguido. Pero con el apoyo de mi familia fue mucho más llevadero, sobre todo sabiendo el orgullo que sentían ellos hacia mí. Otra parte difícil fue el hecho de tener que madurar a temprana edad, en cuanto a pensamientos y decisiones, pero todo sirvió para forjar el carácter y poder afrontar las situaciones que luego vendrían. Hoy en día, con toda la formación que recibí, los valores aprendidos son de gran ayuda, también el conocer personas con los mismos valores hace que uno sienta que está en su lugar. Para terminar, fue muy difícil dejar mi provincia para concretar mi proyecto de vida, pero todo sacrificio tiene sus frutos que a la corta tal vez no se notan, pero al transcurrir el tiempo se puede ver como uno va creciendo día a día. No me arrepiento de haber dejado todo para comenzar de nuevo con un estilo de vida diferente, volvería a elegir a la Fuerza Aérea Argentina”.

Relata el Primer Teniente Guanuco, aviador militar proveniente de Maimará, localidad ubicada al norte de Jujuy, que actualmente se desempeña en el sistema de armas SA315B-LAMA en la IV Brigada Aérea “Pensando en casa, la familia y demás, uno siente melancolía y nostalgia, sobre todo en fechas importantes como son las fiestas y cumpleaños, aunque hoy en día lo valoro como parte del camino que inicié allá en 2012 cuando ingresé en la EAM, a medida que pasa el tiempo uno va siendo consciente de que va a estar lejos de casa seguido, si no es siempre. Primero fue difícil, requirió mucha fuerza y perseverancia en lograr mi objetivo de ser oficial y aviador militar, a medida que pasa el tiempo uno va reafirmando su objetivo y vocación, aprendiendo a convivir con ese sacrificio a costa de un bien y un objetivo mayores. Por suerte los medios tecnológicos posibilitan el contacto frecuente. Sentir el apoyo familiar, como el de amigos fue lo que me impulsó a continuar mi vocación de servicio, siendo consciente de que eso significaba servir a la Patria sin esperar nada a cambio.”

Para concluir, sólo se puede distinguir la enorme e inigualable valentía y convicción de cualquier persona que se sienta capaz de dejar detrás todo lo que conoce y aprecia, a expensas de su vocación militar, de ese deseo de convertirse en uno entre mil, de enorgullecer a su familia, y por sobre todo demostrar de qué es capaz. Ser parte de la gloriosa Fuerza Aérea Argentina conlleva un gran reto para todos los que provenimos de otras provincias; sin embargo, son nuestras aspiraciones y metas en la carrera son las que iluminan nuestro camino, y nos llevan a la mejor versión de nosotros mismos a fin de contribuir a la Defensa Nacional, y ofrendar nuestra vida si fuere necesario, porque los soldados de la Patria no sólo lucharon contra quien tenían delante, sino que lo hicieron por todo lo que dejaron detrás.