
CADETE III AÑO DOMINGUEZ GREGORIO.
El 17 de agosto de 1850 fallecería paradójicamente en Boulogne-sur-Mer, Francia, nuestro Padre de la Patria, el General Don José de San Martin. Un ejemplo de honradez y lealtad que hasta hoy marca el sendero a seguir para todos los hombres y mujeres que aspiramos a vivir en consonancia con sus más altos valores.
Sus proezas son históricamente conocidas, logrando hazañas impensables para la época. Demostró ser un militar inteligente, valiente y capaz. Los actos por los cuales nuestro General adquirió popularidad son conocidos mundialmente, pero como siempre digo: San Martín es más que el cruce de los Andes. Sin soslayar la inmensa gesta, su heroico cruce o sus legendarias batallas resultan insuficientes para entender al hombre más allá del genio militar. Porque es en los detalles donde uno aprende de él, en sus actos y valores, en sus comportamientos y virtudes.
Porque San Martín no fue sólo el militar que organizó y planeó el cruce de Los Andes, fue el hombre humilde que renunció a la conducción de la causa de América por evitar una confrontación con Simón Bolívar, fue el hombre noble que no se retiraba a descansar sin asegurarse de que sus hombres hubieran comido, fue el hombre leal que se negó a levantar la espada contra sus compatriotas, y fue también el hombre noble que regaló su sable corvo al General Juan Manuel de Rosas en honor a las hazañas por aquel realizadas. Son estos detalles los que, como futuros líderes, tenemos que empezar a apreciar. Porque de táctica y estrategia ya nos tocará aprender, pero nuestra mayor arma: nuestros valores y convicciones, son más laboriosos de adquirir y difícilmente podamos alcanzarlos sin observar y aprender de hombres como éstos que con su ejemplo marcaron y marcarán el sendero a transitar.
Es nuestra misión como cadetes de la Fuerza Aérea Argentina, mantener vivo el legado sanmartiniano para que germine en los corazones de los cadetes esa pasión desinteresada de servir sin recibir ninguna gloria a cambio. Haciendo todo lo que esté a nuestro alcance y más, porque como este sabio General nacido en Yapeyú dijo “Cuando la Patria está en peligro todo está permitido, excepto no defenderla”. Ideales que hasta hoy en día siguen vigentes en nuestra querida institución que sigue formando oficiales dispuestos a dejar la vida por la defensa de la Patria. Porque permítanme decirlo, es imposible no reconocer en el Capitán Mauro Testa La Rosa y el Capitán Franco Sottile la llama de la Estirpe Sanmartiniana que enciende el alma de toda la Fuerza Aérea Argentina demostrándonos que hay algo que no perdimos ni perderemos jamás, el valor humano portador de virtudes que hacen de esta institución, aún con todas sus imperfecciones, un orgullo para la Nación.
La grandeza de nuestra Nación no debería extrañarnos ni sorprendernos, nuestro país tiene una tradición que nos precede y reclama día a día un actuar semejante. Porque tenemos el orgullo de tener un Padre de la Patria como el General José de San Martín y es así que debemos esperar grandes personas de una Nación con tal herencia.

