San Martín, Estratega y Visionario

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Por el Suboficial Mayor Marcelo BUSTOS MONTENEGRO (*)
Una mirada hacia la historia y el derrotero del Libertador nos alcanza para comprender la magnitud de su empresa.


>>> | Ningún hombre de su talla hubiera abandonado su brillante carrera militar en España para volver a su tierra y luchar por su libertad, sin un plan previamente concebido, analizado y calculado y sin el apoyo intelectual y logístico de algún tipo de organización.

Aquellos convulsionados tiempos, en los albores del siglo XIX, ameritaban el secreto y la prudencia para planificar la derrota del imperio español en el territorio de las Indias.

La Revolución de Mayo fue, si miramos en profundidad, un fenómeno netamente porteño, la visión de San Martín de alcance continental.

La Primera Junta, la Junta Grande, los dos Triunviratos y el Directorio, Poder Ejecutivo unipersonal desempeñado por varias personas, fueron en realidad expresiones portuarias que pretendieron representar a todo el país, al cual en realidad no tenían en cuenta.

La burguesía comercial, una vez liquidados los monopolistas españoles con Álzaga como Jefe, estaba muy ligada al comercio inglés. La oligarquía ganadera, también vinculada al comercio exterior, era más independiente pero no menos egoísta.

Cuando San Martín llegó al Río de la Plata, en 1812, procedente de Londres a la par de un grupo de brillantes revolucionarios (Zapiola, Alvear, Holmberg, Chilavert, Vera Arellano el Padre Anchoris y otros) fue calurosamente recibido por el jefe de la Masonería local, quien presidía la Logia “Independencia”, el Dr. Julián Álvarez.

Álvarez era un conspicuo morenista jacobino, trabajó en el diario “La Gaceta” al amparo de Mariano Moreno y además dirigía varios centros conspirativos revolucionarios siendo habitué del “Café de Marco” y “La “Sociedad Patriótica”.

Tres abnegados revolucionarios acompañaron a San Martín en su campaña Libertadora. Manuel Guillermo Pinto, José Gregorio Gómez y Bernardo de Monteagudo.

El “Goyo” Gómez, íntimo amigo del Libertador, provenía de la Loga masónica “San Juan de Jerusalén de la Felicidad”, de esta parte de América, Según lo que relata el historiador Vicente Cútolo.

Otros masones se unieron a San Martín durante la Independencia, ellos fueron: Antonio Luis Berutti, Tomas de Iriarte, Enrique Martínez y Tomás Guido, todos ellos generales de la Independencia.

Aún se conserva el diploma masónico grado 33 de Guido, en poder del Archivo General de la Nación. Todos de alguna manera formaron parte de las logias lautarianas. La palabra “Logia Lautaro” significa, “Camino a Chile”. La logia Ejército de Los Andes, agrupaba más de 300 oficiales en oportunidad de la gran travesía.

Las conexiones en Europa.

Según fuentes masónicas y de historiadores españoles de esta tendencia como augusto Barcia Trelles, San Martín había ingresado a la masonería en la logia “Integridad de Cádiz” centro del liberalismo español visitando, durante su ostracismo europeo, logias de Inglaterra, Bélgica y Francia, al igual que lo había hecho antes en Lima. En Bélgica fue condecorado por los masones de la logia “La Parfaite Amitié” y “Les Amis Philántropos” con una medalla que contiene su perfil, el único auténtico que se considera con su verdadera fisonomía, debido al Grabador oficial del reino y también Masón Enrique Simón.

El anfitrión masónico de San Martín en el puerto de Buenos Aires en 1812, Julián Álvarez era ferviente morenista, nacido en Buenos Aires y miembro de una familia rica que le permitió frecuentar las mejores escuelas y colegios porteños. Una educación regenteada por los Jesuitas, el colegio San Carlos y la Universidad de Chuquisaca en el Alto Perú donde obtuvo el título de teólogo, pero paralelamente a los estudios sacerdotales leyó los libros prohibidos de Juan Jacobo Rousseau, de los enciclopedistas y las ideas de los jesuitas Mariana y Suarez, sobre el tiranicidio y el derecho a resistir a la opresión.

El nombre concreto de Álvarez era Julián Baltazar Álvarez Perdriel, había nacido en Buenos Aires el 9 de enero de 1788 y cuando estalló el proceso de Mayo dejó la sotana y se unió a los revolucionarios en su facción más combativa, trabajó al lado de Moreno durante los diez meses en que se fraguó la Revolución de Mayo conociendo de cerca el famoso “Plan de Operaciones” del secretario de la Junta.

Es interesante constatar que cuando el Libertador implantó la economía de guerra en Mendoza coincidió con las ideas de Moreno, impulsor de la industrialización, el proteccionismo económico y de una suerte de estatismo.

 

El Plan Maitland

Según las investigaciones en archivos de Escocia del historiador y periodista Rodolfo Terragno, el almirante británico Thomas Maitland había trazado un plan para derrotar al poder español en Sudamérica a principios del año 1800. Se sabe además que en 1799 Maitland recibió el encargo de diseñar, en virtud de su dilatada y exitosa carrera con la Compañía de las Indias Orientales, un Plan para tomar las colonias españolas de Sudamérica. Quien le había solicitado el plan a Maitland era nada menos que Sir John Hippisley destacado miembro del parlamento británico.

Por cierto, los padres jesuitas Juan José Godoy y Juan Pablo Viscardo eran fervientes conspiradores contra España.

Hippisley recibió de los jesuitas mapas y cartografía de toda la región de Cuyo incluidos los pasos cordilleranos que unían Mendoza con Chile.

El famoso plan del Almirante Maitland consistía en:

 

1 Tomar y controlar Buenos Aires
2 Establecer una base de operaciones al pie de la cordillera (Mendoza)
3 Cruzar la cordillera hasta Chile y derrotar a los españoles.
4 Llegar por mar hasta el Perú y derrotar la capital del poder español en América.
5 Obviamente si San Martín aplicaba este plan se requería la intervención de una red de contactos secretos y estamentos político-militares que sostuviera el mismo. Esa red se llamó LOGIA LAUTARO.

¿Había leído San Martín este plan del navegante escocés? Probablemente sí, por los vínculos en sociedades secretas en varios puntos de Europa, pero más allá de eso, tuvo la genialidad estratégica de realizar una empresa magnífica que lo destaca como genio militar, cuyo parangón lo sitúa junto a otros dos grandes, Aníbal y Napoleón Bonaparte.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

1.Conles Tizado Denís.Juan Bautista Bustos. Ediciones del Corredor Austral. Córdoba. Setiembre de 2001.
2.García Lupo.Rogelio. Reglamento de la Logia Lautaro. Recopilación
3.San Martín Hoy. Neocolonialismo y Segunda Independencia. Siglo 22- Ediciones.Buenos Aires Noviembre de 1999.
4.Shumway Nicolás. La Invención de la Argentina. Emecé. Bs .As. 2013.
5.Pigna Felipe. Los Mitos de la Historia Argentina. Grupo Ed. Norma. Buenos Aires 2004.

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