Pedaleando hacia los sueños II

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Por el Suboficial Mayor Guillermo M. CORREA (*)

Una persona se nutre en la vida de muchas cosas no materiales, una de ellas son los sueños, que depende de uno y las circunstancias es tratar de cumplirlo o por lo menos intentarlo.


>>> | A nivel laboral, el sueño de todo Aspirante o Cadete es tratar de llegar al máximo grado en su carrera, el mío era llegar al grado de Suboficial Mayor, que es el grado en mi actualidad, con previsiones de retirarme este año con los años completos de servicio, dejando como legado un lazo de amistad muy grande y de hermandad con mis compañeros de la Promoción “L”, egresados en el año 1984.

En el transcurso de toda mi carrera he pasado por situaciones de muchas alegrías y satisfacciones; también de muchas tristezas y angustias. Una de esas situaciones de angustia y tristeza es haber perdido compañeros de promoción y de trabajo. En especial quiero hacer mención a uno que fue el que me llevó a tener otro sueño.

En noviembre del año 1995, se accidentó un avión de nuestra Fuerza Aérea, el Fokker F-27 TC-72, asignado a la IX Brigada Aérea de Comodoro Rivadavia. El accidente ocurrió en cercanías de los Cerros Champaquí y Linderos, en Quebrada La Irma, Provincia de Córdoba, donde fallecieron 52 integrantes de la familia aeronáutica: oficiales, suboficiales y familiares directos de éstos, tanto de la IX Brigada Aérea de Comodoro Rivadavia y de la X Brigada Aérea de Rio Gallegos. Esta última, unidad donde yo estaba prestando servicio en ese momento.

Dentro de los suboficiales fallecidos se encontraba el Suboficial Auxiliar (Suboficial Ayudante post mortem) Antonio Benjamín TRIGO, de especialidad Mecánico de Aeronave. En ese momento cumplía funciones de mecánico de ese avión. También integrante de la Promoción “L”.

Con Benji, como yo le decía, teníamos una relación de amistad y compañerismo, ya que estábamos destinados en lugares cercanos y nos veíamos durante las comisiones, y con mucha frecuencia teníamos charlas telefónicas. En una oportunidad, Benji me había gestionado las autorizaciones para volar en los tan codiciosos IA 58 Pucará, situación que le agradecía en todo momento.

Desde el momento en que se produjo el accidente se había tratado muchas veces de que alguien de la promoción fuera al lugar, pero quien lo pudo concretar dos veces, una en vehículo y otra en tracking hasta el lugar del avión accidentado, fue el  S.M. (R) Estanislao Faustino TERRACUOL, también integrante de la Promoción “L”, su compañero de trabajo de la IX B.A. y amigo personal.

Quedaba pendiente, por parte de la Promoción, dejar un reconocimiento para esa persona que en vida fue excelente hombre, padre, esposo, buen militar, ejemplo de suboficial y muy buen compañero de trabajo, con una simplicidad casi única.

Desde hace tiempo, me dedico al cicloturismo de aventura, recorriendo grandes extensiones de nuestra Argentina y CUMPLIENDO SUEÑOS. A principios de este año 2017 pude concretar uno, que era el Cruce de los Andes y llegar hasta el Pacifico cruzando Chile. Hace mucho tiempo me daba vuelta en la cabeza otro sueño, que era reconocer a mi amigo y compañero de promoción Antonio Benjamín TRIGO. Y lo quería realizar de una forma muy atípica, lo quería hacer con lo que más me apasiona que es EL CICLISMO. Era un sueño y había que, por lo menos, intentarlo. Sabía que no iba a ser fácil pero tampoco imposible.

Fue el año pasado cuando lo comenté en una reunión de la Promoción, la idea de llevar una placa recordatoria de la misma hasta donde estaba el avión accidentado y que lo quería hacer en bicicleta. Para Semana Santa de este año, ya que la fecha es emotiva y también los días libres me permitían viajar desde Buenos Aires hasta Córdoba y hacer la travesía, desde el primer momento tuve toda la aprobación, consecuentemente con los conceptos que estaba loco, que no sabía en qué me metía y demás cosas, lo cual me dio más fuerza para cumplir el sueño, o por lo menos intentarlo.

Empecé cuatro meses antes, con entrenamientos en el gimnasio y practicar subidas en lugares de montañas. Al mismo tiempo comencé a dar a conocer mi inquietud, con mis amigos ciclistas para tener uno o varios acompañantes de esta aventura.

Muchos quedaron en el camino, por razones de tiempo, económicos y muchos por el esfuerzo físico que llevaría esa propuesta. Quedando como mi acompañante, compañero de ruta y amigo Fernando NEVI, (el colo), con él, vamos haciendo un sin número de kilómetros recorridos por todo el país, incluso hicimos el cruce de los Andes, nos conocemos mucho en el pedaleo y las limitaciones de uno y otro.

Cuando le comenté la causa, no tuvo ningún inconveniente en acompañarme y la sintió como su propia causa ya que se emocionó por la situación del accidente y ver la hermandad que seguía entre los compañeros de promoción, que no es usual en estos tiempos. Con él, seguí haciendo entrenamientos de esfuerzo en bicicleta con alforjas llenas de botellas de agua para simular peso en subidas y fortalecer las piernas.

El sueño estaba en marcha y los preparativos iban acorde a lo organizado. Como era Semana Santa, y yo tengo mi madre y mis hijas en Córdoba capital, les consulté si me querían acompañar ya que serían un buen aliciente para hacer todo en forma correcta y volver sin problemas.

La promoción se lanzó en una colecta para ayudar con los gastos, que muy bien vinieron y ya había mandado hacer la Placa. Alquilamos unas cabañas en Yacanto de Calamuchita desde el miércoles 12 de abril, nos alojamos con mi familia, el colo y juntamente mi compañero de promoción SM Walter LOPEZ (Tato) también Silvina y su hija menor, es la señora de un camarada, SM Jorge RODRIGUEZ (fallecido) y muy amigo en su tiempo de Benji.

Estando en el lugar el día jueves con el colo, salimos para hacer un reconocimiento de zona y entrenar un poco las subidas, ya que los comentarios era que es una zona muy hostil para la bicicleta, lo cual lo comprobamos, pero ya estábamos con todo en marcha y quedaba horas para el día elegido. Al anochecer preparamos las bicicletas con las alforjas con ropa, bolsa de dormir, aislante, comida y líquidos. Y los corazones llenos de ansiedad e incertidumbre.

El día viernes, a las 6 de la mañana, nos levantamos y después de un desayuno familiar, a las 7 salimos y durante los primeros kilómetros se hicieron rápido por la ansiedad, que debimos controlar ya que eran más de 30 km de subida, donde pasaríamos desde los 1100 msnm hasta los 2800 msnm. Las subidas eran eternas y el calor del esfuerzo empezó hacerse sentir. Cada 5 km aproximadamente parábamos para alimentarnos e hidratarnos y contemplar el paisaje Cordobés, desde lo alto sacando algunas fotos. Cuando faltaban 3 km para el parador Tres Árboles, donde pasaríamos la noche, la niebla se hizo presente y el cansancio ya era dominador. Al llegar nos alimentamos y descansamos para el otro día estar en mediana condiciones para llegar hasta el avión. Durante la tardecita y parte de la noche, comenzó a llover lo cual si continuaba nos iba a imposibilitar llegar ya que no hay caminos marcados. Era todo a campo traviesa, más difícil con la bicicleta. La temperatura había bajado hasta los 5 bajo cero y se sentía.

A las 5 horas de la mañana siguiente nos levantamos. Al ver que no llovía, pero la niebla era espesa y analizando la situación, decidimos salir hacia el avión, tomamos un desayuno suculento y partimos. Nos llevó 1.30 horas hasta la bifurcación, desvío que a la derecha va hacia el cerro Champaqui y a la izquierda nos llevaría hasta el sueño. Teníamos 20 km aproximadamente entre ida y vuelta. Las pedaleadas eran cortas por lo agreste del camino y también como consecuencia de la lluvia, se nos hacía difícil seguir en ella. Alternábamos pedaleadas cortas, tracking con bici al lado y muchos momentos con bici al hombro, lo cual se sentía el cansancio cada vez más. El día estaba muy lindo, frio al comienzo, pero después agradable, la belleza del lugar y el paisaje virgen era profundo.

Al faltar aproximadamente 3 km. dejamos las bicis entre unas piedras porque era imposible seguir acarreándolas. Sacamos alimento, abrigo y la placa, siguiendo a pie con guía de un GPS. Al faltar unos 400 metros divisamos una cruz sobre el cerro que era la guía para llegar al avión.  Esos últimos metros eran interminables, al llegar vimos una gran quebrada. La bajada era muy pronunciada, empezamos a buscar los restos y al mismo tiempo vimos que la densa niebla se estaba haciendo presente nuevamente. Al encontrar el monolito con las placas y las cruces me invadió una situación, primero de alegría porque sabía que el sueño estaba cumplido, al mismo tiempo de mucha de congoja, tristeza y desolación.

Allí, habían quedado mi compañero de promo y amigo Benjamín, mis compañeros de trabajo y vecinos de Rio Gallegos con sus familias y muchos camaradas de la Fuerza Aérea. Recorrimos unos minutos el lugar en total silencio y respeto donde abundaba la paz y la serenidad. Seguía la niebla haciéndose más densa, así que nos apuramos a pegar la placa recordatoria, mientras rezaba y pedía por el eterno descanso de todos los que allí quedaron.

Decidimos volver rápidamente, ya que estábamos 2 horas abajo del tiempo calculado, con la mala suerte que la batería del GPS se había agotado por el frio, volviendo y no poder ver más de 50 mts por la niebla, nos dimos cuenta que el camino no era el correcto, nos tomamos un tiempo para calentar la batería en el cuerpo y cuando funcionó por unos minutos, pudimos encaminarnos nuevamente, el camino seguía difícil por el clima, niebla y por momento algunas lloviznas, llegamos nuevamente al lugar a buscar la bici, y los descansos eran cada vez más seguidos, el agotamiento físico estaba presente, ya no contábamos con comida y racionando el agua que era escasa.

Varias veces equivocamos el camino y esto nos estaba retrasando. El horario de regreso calculábamos para las 14 horas, si no regresábamos para las 18 hs, la gente de los paradores, iban a empezar la búsqueda, así habíamos coordinado. El camino se hacía más difícil, y de pronto vimos las antenas de alta tensión, lo cual indicaba que estábamos cerca de la bifurcación, al llegar pasada las 17.30 horas informamos a personal de medio ambiente que den la novedad al parador que íbamos en camino. La bajada hasta el parador Tres Arboles se hizo muy rápido y con mucha niebla, al llegar tomamos un buen café con leche y pan casero, recobramos fuerza para hacer la gran bajada de 30 km hasta Yacanto de Calamuchita donde nos estaban esperando.  La bajada era intensa, a mucha velocidad, con niebla el mayor parte del camino. Al llegar a las cabañas, nos recibieron con mucha alegría, entusiasmo y satisfacción por haber cumplido un sueño más. Nos recibieron con un rico asado hecho por mi camada Tato LOPEZ y unas buenas cervezas.

Me sentí muy satisfecho por haber cumplido esta promesa, a base de sacrificio y convicción, y también por haber hecho presente a la Promoción “L” en ese lugar sagrado.

Quiero agradecer a mi amigo Fernando NEVI que me acompañó y no dudó nunca en que cumpliríamos la travesía y aventura que nos propusimos. A mi madre Marta e hijas Victoria y Avril, por acompañarme y ser mi referente para volver. A mis compañeros de promo Tato LOPEZ y Grillo ALTAMIRANO, a Silvina y su hijo, todos ellos esperándonos en las cabañas. A Magda mi compañera de vida, que fue constante su soporte y la fuerza que me daba para llegar a cumplir este sueño. A mis compañeros de Promoción por estar presente en todo momento con esta iniciativa y el apoyo y aliento constante.

En especial, y dejo para el último, a mi amigo y compañero de Promoción “L” SM. Marcelo CAPARELLI, que hace poco nos dejó en vida, pero está con todos nosotros con su sonrisa característica y su buena onda para todas las cosas. Él fue quien tuvo la iniciativa de publicar mi anterior relato. Teníamos pendiente este otro, y aunque no está físicamente con él lo pudimos concretar. Muchas Gracias Marcelo. Siempre te recordaremos al igual que Benji y los demás de la promo que partieron para volar en lo más alto de nuestros cielos.

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(*) El autor actualmente revista como Encargado de la Dirección General de Aeronavegabilidad Militar Conjunta (DIGAMC) del Estado Mayor Conjunto de la Fuerzas Armadas.