Una maniobra integradora

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Por el Cadete de I Año Lucas LARSEN


Durante los días 2, 3, 4 y 5 de septiembre, y bajo la supervisión de los Oficiales Instructores del Primer Curso, se llevó a cabo un ejercicio operativo durante el cual los cadetes de I Año pudieron poner en práctica los conocimientos teóricos adquiridos durante el transcurso del año en las clases de instrucción militar.

El despliegue se inició el sábado a las 07:00 horas y comenzó con una marcha hacia las instalaciones de las que fueron sede de una fábrica de bombas, hoy en desuso, ubicada en terrenos de la Guarnición Aérea Córdoba.

Allí, y durante una pausa en el desplazamiento, los integrantes del curso recibieron una clase dictada por los miembros del Equipo Táctico Especial Recomendado (ETER).

El ETER, pertenece a la Policía de Córdoba y fue creado para dar respuesta inmediata a cualquier incidente, que reúna las características de una Crisis (toma de rehenes, liberación durante secuestros, eliminación de sujetos parapetados, allanamientos de alto riesgo o de rápida resolución), con el empleo de los medios materiales y humanos, adecuados y convenientes.

La clase práctica se refirió a la reducción de personas, armadas o no, mediante técnicas variadas de artes marciales, que para el cadete serán una valiosa herramienta para emplear, llegado el caso, durante las guardias o en aquellas circunstancias que así lo ameriten.

Finalizada la clase, el grupo continuó la marcha en dirección a los terrenos de «La Mezquita», dependencias pertenecientes al Ejército Argentino, donde se reanudaron las actividades programadas.

Ya en el lugar, los miembros del Grupo de Operaciones Especiales, (GOE), impartieron una clase práctica referida a la «Seguridad en las Instalaciones Militares». La misma, incluyo procedimientos sobre la manera de realizar el control de vehículos que ingresen a una unidad militar y la detención de intrusos hallados dentro de ésta.

Seguidamente, y tras un breve repaso teórico a los procedimientos de «Toma de Posiciones Enemigas», los cadetes de I Año, divididos en secciones y mediante la utilización de marcadoras de paintball, granadas de humo y bombas de estruendo, realizaron un ataque a posiciones ocupadas por cadetes IV Año.

Mediante este ejercicio se lograron poner en conocimiento diferentes técnicas, el empleo de tácticas y también apreciar las dificultades propias de un ataque semejante, como así también visualizar del peligro real al que el soldado se expone en un combate armado pudiendo advertirse, de manera concreta, los impactos del fuego enemigo representados por los pellets de pintura.

La última actividad del día, posterior a la cena, consistió en la división de los cadetes en patrullas de centinelas y Equipos de Reacción Inmediata (ERI), los cuales poniendo en práctica los conocimientos adquiridos durante el año y los impartidos por el personal del GOE, llevaron a cabo la seguridad de las Instalaciones en las que descansaban los demás cadetes durante la noche.

Las actividades del domingo comenzaron con una nueva clase brindada por los miembros del GOE, en la que estos compartieron sus experiencias y expusieron sus conocimientos relativos al combate en áreas urbanas e hicieron una breve introducción al combate en localidades. Este combate en particular se refiere a los enfrentamientos producidos en ciudades o localidades, en los cuales la situación operacional y táctica es muy diferente a la del combate abierto, ya sea por la dificultad que representan los edificios y construcciones como así también la presencia de civiles; estos aspectos generan una particular situación en la que el combatiente deba estar alerta, de manera constante, y preocupado por buscar todas las amenazas posibles.

Finalizada la clase teórica, se realizó una simulación de este tipo de enfrentamiento, utilizando nuevamente las marcadoras de paintball, enfrentándose esta vez con cadetes de III y IV año.

El domingo continuó con la preparación del equipo para la siguiente tarea: los cadetes, separados en patrullas, aprestaron sus equipos y, una vez recibidas las instrucciones, realizaron una navegación programada de alrededor de 10 km.

La navegación se realizó sin la supervisión directa de los instructores, lo que representó una nueva dificultad para las distintas patrullas, las cuales se desplazaron de manera independiente en un terreno desconocido. A pesar de ello, se pudo apreciar la excelente instrucción recibida durante el año, y permitió que cada cadete cumpliera a la perfección su rol dentro de la misma y todas las patrullas pudieran arribar al punto de encuentro cumpliendo lo planificado. El punto de encuentro de la navegación dejaría a los cadetes situados en un campo denominado «Quebrada de la Cancha», donde se instalarían durante las siguientes jornadas.

Ese mismo día por la noche, el Padre Sergio FOCHESATTO celebró una misa de campaña en el lugar para los cadetes, mientras que el Sacerdote Sergio Danielis ofreció su tiempo para confesar a los que así lo desearan.

Las actividades planificadas indicaban que el lunes debía realizarse una marcha a ritmo forzado hacia el Cerro Mogote. Este se encuentra a una distancia de alrededor de los 15 km y tiene una altura de 1100 metros. Esta actividad puso a prueba la voluntad y la tenacidad del cadete de primer año, que debió completar los 30 km con ascensos y descensos y con todo el equipo a cuestas, lo que generaba un peso extra que dificultaba el avance. Las características del terreno produjeron algunas lesiones, especialmente en los pies, pero los instructores habían planificado varias paradas para realizar el mantenimiento del «primer escalón».

Alcanzada la cima, los cadetes pudieron racionar y aprovechando la visión panorámica que proporcionaba el cerro se comentaron algunas actividades relacionadas con la navegación realizada. El descenso tuvo la particularidad de que, los instructores, habían preparado determinadas actividades de reacción para los cadetes, por ejemplo, contactos simulados con el enemigo, traslado de heridos, enfrentamientos a trampas, entre otros, lo que enriqueció considerablemente la experiencia.

La actividad del lunes se enfocó a la limpieza, preparación y verificación del armamento, fusil FAL, de manera de dejarlos en perfectas condiciones ya que, al día siguiente, los cadetes de I Año cumplirían su primera condición de tiro.

El martes, comenzó de acuerdo con lo planificado. Los cadetes, divididos por cursos de instrucción, iniciaron sus condiciones de tiro, en la posición de tendido y a una distancia aproximada de 250 metros; esta tarea se realizó con la permanente supervisión de los oficiales instructores y de los suboficiales encargados de la sala de armas. Ellos brindaron el apoyo y la instrucción a los cadetes en todos lo concerniente al tiro.

Durante la jornada, los cadetes disfrutaron el sorpresivo sobrevuelo de un helicóptero Hughes 500 perteneciente al Grupo Aéreo Escuela, lo que le dio a la jornada un tinte especial.

El repliegue se realizó ya entrada la noche. Los cadetes abordaron los vehículos y regresaron a la EAM.

La maniobra significó, para los cadetes de I Año, una experiencia de gran valor, ya que les permitió afianzar los conocimientos adquiridos en la teoría y, al ponerlos en práctica, completaron un proceso que les permitirá afrontar la última etapa del año con mayor entusiasmo y comenzar a posicionarse frente a una nueva meta, que es el ascenso al curso inmediato superior.

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