El increíble A-10 Warthog/Jabalí

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Texto de Ken Neubeck


El A-10 Thunderbolt II (más a menudo conocido como “Warthog”, o “Jabalí”) es un avión único en las fuerzas armadas norteamericanas. El aparato ha estado en servicio desde 1974 y continuará sirviendo a la Fuerza Aérea de los EE.UUhasta bien entrada la década de 2020.

Es el único modelo dedicado a misiones de apoyo aéreo cercanoy cuenta con varias características inusuales que le permiten cumplir ese objetivo.

 

Las experiencias de la Guerra de Vietnam puntualizaron que hacía falta una aeronave dedicada a la misión CAS. Si bien varios modelos, tales como el A-1 Skyraider, el F-4 Phantom y el A-7D Corsair, se emplearon en ese rol, no habían sido diseñados para ese propósito. Por ello, en marzo de 1967, la USAF emitió un requerimiento para que 21 compañías presentaran propuestas para construir una aeronave de ataque de bajo costo designada proyecto A-X. Un nuevo requerimiento (final) se emitió en mayo de 1970 detallando necesidades específicas y proponiendo, por primera vez en varios años, una competencia en vuelo entre los dos finalistas seleccionados por la institución.

En agosto de 1970, seis empresas entregaron sus propuestas formales para desarrollar el contrato A-X. Fairchild Republic Company estaba entre la seis postulantes y su situación era bastante precaria. Habiendo terminado la producción del F-105 Thunderchief (un caballito de batalla durante la Guerra de Vietnam) en 1964, la empresa carecía de grandes programas de construcción de aeronaves militares.

En diciembre de 1970, Fairchild Republic y Northrop Company fueron seleccionadas por la Fuerza Aérea como las dos finalistas del concurso, y cada compañía debía construir dos prototipos para participar en la competencia en vuelo que determinaría el ganador del contrato A-X. Fairchild Republic decidió presentar un modelo (designado A-10) que sería más representativo de un ejemplar operativo, mientras que Northrop se jugó por un prototipo convencional que hubiese requerido varios ajustes para ingresar en la línea de producción.

El A-9 tenía una apariencia bastante convencional, con alas montadas sobre el dorso, motores instalados en el fuselaje bajo las alas y un timón vertical único.  El A-10, por su parte, era mucho más radical ya que portaba los motores sobre la parte posterior del fuselaje y empleaba un conjunto timón cantilever doble. Fairchild colocó los motores en esa peculiar ubicación para incrementar la supervivencia de los motores manteniéndolos lejos de objetos extraños en la pista y protegiéndolos del fuego anti-aéreo enemigo, como así también sirviendo de escudo contra sensores infrarrojos. El exclusivo diseño del timón, finalmente, entregaba mayor estabilidad y, nuevamente, agregaba protección contra sensores antiaéreos infrarrojos.

Las alas del A-10 eran largas y perpendiculares al fuselaje para lograr la mayor sustentación posible durante el decolaje desde pistas cortas. Para asegurar la supervivencia del A-10 y su único tripulante, su diseño contemplaba el uso de una “bañadera” con paredes de titanio de 2,54 cm de espesor que protegería al piloto y varios cables de control de vuelo críticos del fuego antiaéreo. También contemplaba el revestimiento de las celdas de combustible con espuma balística que se humedecían con combustible y prevenían incendios en caso que aquellas recibieran un impacto directo de artillería antiaérea incendiaria. Los controles de vuelo estaban triplicados y doble sistema hidráulico redundante respaldado por un sistema de cables que podía ser empleado en caso de una pérdida completa del fluido hidráulico (la validez de esta funcionalidad, en particular, se demostrarían años mas tarde en acciones bélicas).

El A-10 era un avión esencialmente construido alrededor de un cañón. El montaje de ese cañón consistía de siete tubos de casi 6 metros de largo que se conectaban con un inmenso tambor de municiones instalado dentro del fuselaje del avión. Los ingenieros de Fairchild Republic innovaron al colocar el tren de nariz fuera de la línea central del fuselaje para así poder colocar los extensos tubos del cañón y permitir que aquel cupiera en el fuselaje cuando se retraía. El cañón propiamente dicho podía disparar a alta o baja velocidad. Su máxima tasa de tiro era de 4.000 disparos por minuto y el tambor de municiones podía contener hasta 1.350 cartuchos.

En enero de 1973, se anunció que Fairchild Republic ganaba la competencia. Una de las razones por la que el A-10 resultó ganador fue que el prototipo fue construido para ser mucho más representativo del modelo de serie, lo que reducía los obstáculos para poner la línea de producción en marcha. Sin embargo, primero hubo que sortear algunos problemas políticos dado que la poderosa delegación tejana en el congreso pretendía que se empleara el A-7D Corsair II, que Vought construía en ese estado, en la misión CAS. Esto determinó que se realizara una nueva competencia en vuelo entre el A-10 y el A-7, la cual concluyó en abril de 1974 cuando se determinó que el A-10 era definitivamente el mejor avión para satisfacer la misión CAS, particularmente en las área de designación de blancos en condiciones menos que ideales y por contar con mejores características de supervivencia.

La fabricación del A-10 comenzó en 1975 y su despliegue operacional se extendió a lo largo y ancho de los EE.UU. y hasta la base aérea europea de Bentwaters (Reino Unido). La presencia del A-10 en Europa pretendía servir de contrapeso para las masas de tanques del Pacto de Varsovia que lideraba la Unión Soviética. Si bien los pilotos bautizaron al avión con el apodo “Jabalí” a raíz de su extraña apariencia, algunos años más tarde fue bautizado oficialmente como el “Thunderbolt II” en honor del P-47 “Thunderbolt” construido por Republic durante la Segunda Guerra Mundial.

En total, se construyeron 713 aviones y el último fue entregado a la USAF en 1984. Los cambio del clima político en Europa determinaron la caída de la Cortina de Hierro en 1988 y la necesidad de contar con el A-10 comenzó a disminuir. El modelo iba camino al retiro de la USAF cuando, en 2001, se lo envió al Oriente Medio para integrarse a la Operación “Desert Storm” que liberaría a Kuwait de la invasión iraquí. En esa guerra de 43 días de duración, el A-10 realizó varios centenares de misiones que incluyeron rescate de pilotos derribados, cacería de misiles SCUD y, la más importante de todas, la destrucción casi 1.000 tanques iraquíes.

Gracias a ese resurgimiento, en los veinte años subsiguientes el A-10 continuó apoyando con éxito múltiples operaciones norteamericanas de ultramar en Bosnia, Serbia, Afganistán, Iraq (¡de vuelta!) y Libia. Y, si bien el modelo ha acumulado no pocas horas de vuelo, se han realizado múltiples esfuerzos para modernizar sus alas y sistemas de aviónica para extender su vida de servicio.

En los últimos años, hemos presenciado muchos debates en el Congreso de los EE.UU. respecto del mantenimiento del A-10 en servicio operativo, primariamente por consideraciones presupuestarias. A pesar de ello, gracias al testimonio de aviadores que certifican la efectividad del avión, el retiro del A-10 ha sido pospuesto indefinidamente. Así las cosas, actualmente quedan aproximadamente 283 A-10 en servicio.


Acerca del autor

Ken Neubeck es un ingeniero de confiabilidad aeroespacial que trabajó para Fairchild Republic Company en el programa A-10 y ha escrito varios artículos y libros de aviación, varios de los cuales tratan del A-10 Warthog.