James H. Howard: El único piloto de caza de Europa a quien se le concede la medalla de honor

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Por Jeff EDWARDS


>>> | En la Segunda Guerra Mundial, la batalla en los cielos de Europa podría ser descripta como un brutal conflicto de desgaste, suerte, y en algunos casos de galantería inexplicable. Las tripulaciones de los bombarderos aliados sabían que los cazas enemigos los atacarían en su camino hacia su destino; implacables cañoneos los recibirían sobre sus objetivos, y luego deberían luchar contra otra ráfaga de cazas en su vuelo de regreso. Lo asumían con enorme dedicación.
Como resultado, pilotos, copilotos y artilleros de varias tripulaciones de bombarderos recibieron la más alta condecoración otorgada por el Ejército de los Estados Unidos. Sin embargo, sólo hubo un piloto de combate en toda la campaña europea que recibió la medalla de honor.

Un As en dos escenarios

James Howard nació en 1913 en Cantón, China. Su padre, un estimado oftalmólogo, había recibido capacitación en cirugía de ojos a través de un programa de intercambio. Howard vivió en China hasta la edad de 14, luego regresó a los EE.UU. para terminar sus estudios.

En 1938, se unió a la Marina de los Estados Unidos como un cadete de aviación. Al término de su entrenamiento de vuelo, Howard fue asignado al USS Enterprise como aviador naval.

En junio de 1941, Howard dejó la Marina para unirse al Grupo de Voluntarios Americanos (AVG) los famosos tigres voladores, en Birmania. Como piloto de combate de P-40, se destacó por tener excelentes habilidades de liderazgo. Voló 56 misiones y fue acreditado por el derribo de seis aviones japoneses. Eso por sí solo hubiera sido suficiente para demostrar una distinguida actuación en combate, pero Howard no había terminado todavía.

Cuando el AVG disolvió en 1942, Howard regresó a los EE.UU. A pesar de ser un veterano de la Marina de los EE.UU., debió escoger incorporarse al ejército, después de un encuentro con un comandante de la base naval que parecía poco impresionado con su servicio en Birmania. En 1943 fue ascendido a mayor y se le dio el mando de un escuadrón de combate, con base en Gran Bretaña.

Un hombre de la Fuerza Aérea

En Europa, las tripulaciones de bombarderos habían estado sufriendo grandes pérdidas ya que sus misiones se internaban más y más en Alemania.

La Luftwaffe era todavía una fuerza importante en 1943. La solución fue el P-51 Mustang, y Howard fue uno de los primeros en entrar en acción.

Con motores más eficientes, mayor capacidad de combustible y un tanque extra, el P-51 podía reunirse con formaciones de bombarderos sobre Alemania para proporcionarles el apoyo que se necesita para tener la oportunidad de volver a casa con cierta seguridad.

El 11 de enero de 1944, Howard y un grupo de P-51 se dirigían a Oschersleben y Halberstadt, a unas 100 millas al suroeste de Berlín, hogar de la industria aeronáutica, vitales para Alemania. Cientos de B-17 y B-24 habían sido enviados para destruirlos.

Howard se encontró con 30 cazas alemanes que atacaban a un grupo de bombarderos que regresaban de su misión. A pesar de ser superados ampliamente en número, Howard decidió “quedarse” aunque fuera solo.

Cumpliendo con su deber

Durante más de media hora, Howard defendió a los pesados bombarderos ​​contra el enjambre de cazas de la Luftwaffe, que atacaban repetidamente.  Pudieron derribar seis cazas. Incluso cuando su P-51 se quedó sin municiones, continuó sumergiéndose entre los aviones enemigos. Durante más de 30 minutos, Howard protegió al grupo aislado de bombarderos, hasta que la amenaza quedó eliminada.

Cuando los bombarderos aterrizaron, su comandante fue informado acerca del único P-51 que se negó a dejarlos. Cuando las noticias “de la galantería” se propagaron, se hizo evidente que James Howard justificaba el más alto honor militar de la nación.

Al final de la guerra, Howard acreditaba seis derribos japoneses y seis alemanes. Continuó en la Fuerza Aérea y se retiró en 1966 con la jerarquía de General de Brigada. Aunque tuvo una larga y distinguida carrera militar, aquel frío día de enero de 1944, el “Número uno de la Fuerza Aérea” se distinguió de los otros pilotos de combate en el teatro de operaciones europeo.

Fuente: https://www.warhistoryonline.com

 

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