Paracaidismo Militar: (2ª parte)

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Por Cadete IV Año Miguel Alejandro ROSA


Mientras que en el resto del mundo esta actividad continuaba perfeccionándose y empleándose en combates decisivos como las guerras de Corea, Indochina (1950-1960) y Argelia posibilitaron nuevamente el empleo de estas Tropas de Elite. Sobresaliendo los franceses que sobrellavaron con valentía coraje y sacrificio la derrota final en La batalla de Ðiện Biên Phủ.

En la República Argentina

La Argentina se declaró neutral durante la II Guerra Mundial, sin embargo, el Ejército argentino fue unos de los primeros, en el orden mundial, en poseer tropas paracaidistas orgánicamente constituidas, siendo la quinta nación en el mundo en poseerlas después de Rusia, Alemania, Inglaterra y los EEUU y la primera en Latinoamérica.

Por aquel entonces, el EA y la Armada Nacional estaban consideradas a la vanguardia de Latinoamérica. Al estudiar aquella guerra, los expertos militares llegaron a la conclusión que resultaría imprescindible la incorporación del Paracaidismo Militar a sus fuerzas, como medio para perfeccionar sus capacidades militares, no obstante reconocer que su implementación sería compleja, llevaría tiempo y surgiría de la propia investigación y experimentación, en razón de ser una nueva y secreta arma de la que se desconocía su doctrina de empleo y no existía aun, ninguna bibliografía documental especifica.

Se cumplía entonces con aquel viejo y tradicional adagio latino “si vis pacem, para bellum” (si anhelas la paz, prepárate para la guerra) de quien fuera el apologista de la guerra y filósofo romano Flavio Renato Vegecio (siglo IV).

Años antes y hasta mediados de la década de 1920, en el campo de la Aviación Militar Argentina, el uso del paracaídas por parte de los aviadores no se había generalizado como elemento apto para garantizar la supervivencia de una tripulación ante una grave emergencia área, pues aún no había surgido un paracaídas apto y eficiente que superara su etapa primitiva experimental.

Tal situación comenzaría a ser revertida a partir del año 1919 con la creación de un paracaídas de emergencia, que fabricara el constructor Leslie Le Roy Irvin (1895-1966). El aparato se caracterizó por ser seguro, confiable y practico surgiendo la Irving Airchute Company Inc. Que le proveyó paracaídas a la mayoría de los aviones de aquel entonces.

Es de hacer notar que aquella adquisición llevó su tiempo, pues hubo de superase un periodo de incomprensión por parte de los propios pilotos que no todos aceptaron y su uso fue muchas veces desoído por algunos que preferían sacrificar sus vidas dentro del avión, antes que saltar con la protección de un paracaídas.

 

Fue una época donde muchos desconocieron la clara reflexión de quien en la funda de sus paracaídas grabó a manera de sentencia:

cuando me necesites, si no me tienes contigo, no me necesitarás más.”

Su uso obligatorio en la Aviación Militar Argentina habría de comenzar en forma práctica en 1926, ante la incorporación de nuevos y modernos aviones que traían el paracaídas como equipo de dotación normal, tal el caso de los 39 aviones Breguet XIX de origen francés, biplanos y biplazas, de reconocimiento y de bombardeo liviano que se adquirieron precisamente en aquel año.

El primer beneficiario de aquella provisoria obligación de usar el paracaídas resultó ser el propio Ministro de Guerra, General D. Agustín P. Justo (1876-1943), quien años después llegaría a la presidencia de la Nación Argentina (período 1932-1938). Justo, el 12 de abril de 1927, volaba como pasajero en unos de aquellos Breguet XIX, durante una gira de inspección por las guarniciones militares del interior del país. Inesperadamente fue despedido de su asiento por una fuerte turbulencia, salvando su vida al abrírsele su paracaídas y llegar sano y salvo a tierra.

El historiador Brigadier General D. Ángel María Zuloaga (1885-1975), nos narra que el avión estuvo conducido por el habilísimo piloto Capitán D. Victoriano Martínez de Alegría, después comodoro (1893-1950), quien luego de advertir el descenso forzoso del Ministro y no poder aterrizar en el lugar, decidió continuar su vuelo hasta llegar al destino previsto, donde informo a su Jefe, despachándole un telegrama que decía:

“Perdí Ministro, Alegría”, frase que quedaría en el recuerdo por su tono humorístico.

La Escuela de Tropas Aerotrasportadas

El trascendente proceso del paracaidismo militar argentino tuvo su origen cuando en 1941, el Gobierno Nacional dispuso aprobar los “Cuadros de Organización de Paz de Ejercito para el año 1942”, a través de un Boletín Oficial. Creando la agrupación de Trasporte de la Aviación Militar con asiento en la Base Aérea Militar de El Palomar y ordenando a su Estado Mayor iniciar los primeros y complejos estudios sobre el particular. Una de las primeras disposiciones adoptada fue asignarle a la referida Agrupación, entre otras, la misión de: “colaborar en la experimentación, instrucción y entrenamiento de las tropas de paracaidistas e infantería del aire”.

Se abrió entonces la inscripción para la seleccionar los Oficiales del Ejército que voluntariamente desearan iniciar estudios teóricos prácticos sobre esta especialidad, fijando como requisitos: ser el Arma de la Infantería, tener condiciones físicas excelentes y estar comprendidos dentro de los grados de Subteniente a Capitán, con no más de dos años en el grado.

El 11 de octubre de 1943 se produjo un acontecimiento trascendente, cuando por decreto se creó la Escuela de Tropas Aerotrasportada (ETA) con asiento en la Escuela de Infantería, en Campo de Mayo, asignándole la misión de impartir la instrucción especializada a los oficiales, suboficiales y soldados conscriptos, de realizar estudios afines, acumular experiencia y proponer los reglamentos pertinentes.

Una resolución complementaria del Ministerio de Guerra estableció que la Escuela se habría de organizar inicialmente sobre la base de efectivos correspondientes a un Batallón de Paracaidistas, a alcanzar en las siguientes etapas sucesivas.

  • 1° periodo: Constitución de la Plana Mayor e instrucción de Oficiales,
  • 2° periodo: Instrucción del cuadro de Suboficiales.
  • 3° periodo: Incorporación e instrucción de Soldados para integrar una compañía.
  • 4° periodo: Organización de las unidades restantes de la Escuela.

El 8 de noviembre de 1943 se ordenó el primer movimiento del personal para la Escuela, integrándose su primer grupo de Oficiales con:

  • Capitán D. Oscar Valarche
  • Teniente 1° D. Jorge Lima
  • Teniente 1° D. José R. Bonafina
  • Teniente D. Edmundo R. Binotti
  • Teniente D. Elías J. Mendizabal
  • Teniente D. Ernesto G. Riportella
  • Teniente D. Raúl H. Roca
  • Subteniente D. Horacio Balmaceda Moreno
  • Subteniente D. Alfredo O. Llorens

Como instructor de paracaidismo militar se designó al oficial 6° Alberto Aníbal Galatti (1917-1980), quien por sus brillantes servicios fue reconocido como Paracaidista Militar, dado de alta a partir del 1° marzo de 1946 con el grado de Suboficial Mayor del Cuerpo General de la Aeronáutica Militar y condecorado al año siguiente por el Reino de España con la Cruz de 1° en clase al Mérito Aeronáutico.

Así finalizaba el año 1943 con el mayor Ibarra como director de la Escuela de Tropas Aerotransportadas y fijándose su asiento en la Guarnición Aérea Córdoba donde ya funcionaba la Escuela de Aviación Militar, la Escuela de Especialidades y la Fábrica Militar de Aviones.

Con los conocimientos adquiridos en la instrucción diaria, aérea y terrestre, y con los posteriores lanzamientos en paracaídas se fue obteniendo la experiencia práctica y necesaria para cumplimentar con mayor seguridad la misión encomendada al crearse la Escuela, surgiendo sucesivas e ininterrumpidas promociones de oficiales, suboficiales y de conscriptos aeronáuticos, como paracaidistas militares de la Aeronáutica Militar que más tarde sería concebida como Fuerza Aérea.

Verdadera y querida Madre de aquel paracaidismo, apreciada y reconocida por todos por su gran experiencia, conocimiento, vocación de servicios y admirada por su valentía, arrojo y responsabilidad, fue la señora Enriqueta Fruchard de Jarfelt (1888-1956), primera aviadora y Paracaidista Argentina reconocida “precursora de la aeronáutica Argentina”.

El 9 de julio de 1944, por primera vez se presenta la ETA en un desfile militar en Buenos Aires en la conmemoración de un nuevo aniversario del día de la independencia nacional.

El 30 de noviembre de 1944, se realizó el primer salto individual, sobre la pista de lanzamiento de la escuela, protagonizado por el director de la ETA, Mayor Ibarra, desde el avión Ae. M.S.1 a cargo del suboficial Auxiliar Jorge Gallo, utilizando un único paracaídas en la espalda, previo modificar uno de asiento. Ibarra debió salir agachado del avión por su reducida puerta y previo apoyarse en el ala, saltar “en palomita” en difícil y riesgosa maniobra, accionar que fue felicitado con encomiables términos por el Jefe de la Guarnición Aérea Córdoba, Vicecomodoro D. Claudio Mejía (1901-1988).

El 10 de marzo de 1945, por primera vez, el Gobierno Nacional otorgó el título de Paracaidista Militar, facultando el uso del Brevet correspondiente a la primera promoción del personal militar superior, juntamente con el Suboficial Auxiliar Galasso y los Sargentos Camossa y José Padilla, primeros instructores de la especialidad.

El 7 de diciembre de 1945 egresó la tercera promoción de Oficiales y la primera que realizó el curso de paracaidismo como Cadete del último año de la Escuela de Aviación Militar.

Los años siguientes conllevaron momentos gloriosos para el Paracaidismo Militar por los sucesivos records batidos por militares argentinos. Eran épocas de tanta gloria que desde España mandaban pequeños grupos de oficiales y suboficiales para aprender la aptitud y luego enseñarla en su país.

Mientras que, en 1950, el entonces Ministro de Aeronáutica, Brigadier Mayor D. Cesar R. Ojeda afirmaba que la Aeronáutica Militar Argentina era, en todos sus aspectos la más poderosa de Latinoamérica.

Estudios conjuntos realizados aquel año por el más alto nivel de conducción del Ejército y de la Fuerza Aérea, establecieron una serie de conclusiones en torno de la ubicación orgánica de las tropas paracaidistas, expresando:

  • Que, juntamente con las tropas aerotransportadas, constituían formaciones especiales de la infantería, cuya esencia respondía a las exigencias de la conducción terrestre,
  • Que, por entonces, el Ejército disponía orgánicamente de tropas aerotransportadas y no así de tropas paracaidistas, las que dependían de la Fuerza Aérea,
  • Que era conveniente regularizar esa situación, a fin de dotar al Ejercito con el conjunto de medios que le eran propios y que exigían la naturaleza de la guerra moderna,
  • Que, en tal sentido, era el Ejercito el que debía tener a cargo las tareas de su reclutamiento, adiestramiento y perfeccionamiento y,
  • Que, no disponiendo el Ejército del plantel de instructores, instalaciones, medios y elementos necesarios para la instrucción y entrenamiento de dicho personal, la formación del mismo debería continuar a cargo de la Fuerza Aérea, hasta tanto el Ejercito lograra la capacidad necesaria.

Por todo ello, una resolución conjunta de los Ministerios Secretarios de Estado de Defensa Nacional, del Ejército y de la Fuerza Aérea, dispuso que la Escuela Militar de Paracaidismo pasara a depender orgánicamente del EA, en oportunidad de que este se encontrara en condiciones de hacerse cargo. Lo que habría de concretarse el 20 de octubre de 1952, año en que cesó definitivamente de funcionar la ETA en la Guarnición Aérea Córdoba.

Frente aquella resolución conjunta, todos los Paracaidistas Militares decidieron continuar prestando servicio en la FAA, con la excepción del Comodoro (R) Ibarra, los Tenientes García, Soto y el Suboficial Principal Méndez quienes voluntariamente pasaron a integrar el EA, en grados equivalentes al Arma de Infantería.

El 16 noviembre de 1964, sobre las bases de que la ETA había sido desactivada en 1963 se creó la IV Brigada de Infantería Aerotransportada, que adquiere su actual denominación de IV Brigada Paracaidista, en el año 1999.

La guerra del Golfo Pérsico trajo aparejado el renacimiento del concepto del empleo de los Paracaidistas. Los EEUU realizaron lanzamientos pasivos en el Norte de Irak.

En la actualidad

Optimizados por la aplicación de los modernos avances tecnológicos, las operaciones aerotransportadas o con lanzamiento de paracaidistas, constituyen un procedimiento sumamente apto para intervenir en el dinámico campo de combate actual. Permitiendo proyectar medios importantes a grandes distancias en forma rápida contundente,

La IV Brigada Paracaidista constituye una gran unidad de combate con una estructura equilibrada, liviana y flexible de elementos de comando y combate y de apoyo logístico que le permite cumplir con su misión y función.

La IV Brigada Paracaidista

La IV Brigada Paracaidista es la base para conformar las fuerzas de despliegue rápido lo que, por su naturaleza, capacidades, adiestramiento y fundamentalmente por su rapidez y movilidad estratégica, está en condiciones de cumplir una variada gama de misiones en cualquier ambiente geográfico con poco tiempo disponible. Es el elemento más capacitado para poder proyectar el poder militar propio a cualquier región del mundo. Para preservar o imponer la paz.

A la ya nombrada modernización, se ha producido un avance en el equipamiento que, si bien es básicamente el mismo, ganó en simplicidad y ergonomía. Los paracaídas automáticos mejoraron sus prestaciones permitiendo llegar a tierra con velocidades de viento en superficie cada vez mayores.

Estos avances abarcaron también el Paracaidismo de Apertura Manual y el Lanzamiento de Carga, el primero incremento su actitud para efectuar lanzamiento de gran altura mediante equipos de respiración asistida y el vestuario adecuado desarrollando las técnicas HAHO ( lanzamiento y apertura a gran altura) y HALO (lanzamiento a gran altura y apertura a baja altura)  así mismo, se aplicó el procedimiento de tándem, lo que permite que un paracaidista experimentado lleve una persona que deba estar presente en una operación. En cuanto el lanzamiento de carga, sus prestaciones avanzaron decisivamente permitiendo en la actualidad la entrega de material pesado que abarca desde vehículos mecanizados y blindados hasta la más variada de materiales.

La IV Brigada Paracaidista está compuestas por elementos que son: el Regimiento 2, su homónimo el 14, los cuales son los que constituyen los elementos básicos de combates de la IV Brigada Paracaidista estando en aptitud de llegar a la zona objetivo mediante el lanzamiento por paracaídas de la totalidad de sus elementos, el Escuadrón de Exploración Parac 4., la Ca de Ing. Parac 4, la Ca de Com Parac 4, BAL Cba, Ca Apy Lanz Parac 4. A.  La ETA, TOE y recientemente se incorporó a la Brigada la Ca de Asalto Aéreo 601 y las Ca de Comandos con la Aviación de Ejercito como parte de la fuerza de despliegue rápido. El Grupo de Artillería Parac 4, que es el elemento de apoyo básico de la Brigada, fue la única unidad de la provincia de Córdoba que tuvo el honor de participar en el conflicto por las Islas del Atlántico Sur “Islas Malvinas, Georgia y Sándwich del Sur” y tuvo 3 soldados caídos (Vallegos, Romero, Pizarro)

Para ser paracaidista del Ejército Argentino se debe pasar por un intenso entrenamiento de 8 semanas donde se logra la destreza que habilitan, tanto hombres como mujeres sin distinción de jerarquía, a utilizar luego de los 10 saltos el Brevet de la aptitud especial de paracaidista.

El salto paracaidista de carácter militar es un proceso que se inicia con una preparación técnica y táctica previa y adquiere su punto culmine en el momento de salir desde una aeronave en vuelo y finaliza cuando la unidad esta reagrupada en tierra y dispuesta a combatir.

Las tropas paracaidistas han demostrado a través del tiempo su habilidad para la intervención decisiva con escaso tiempo para su apresto ejecutando operaciones en la profundidad del dispositivo enemigo. Desde sus orígenes estas tropas se mostraron sumamente efectivas en diversas oportunidades y en distintos escenarios de todo el mundo.

Sus organizaciones están compuestas por soldados, técnica y tácticamente adiestrados con conductores que deben poseer gran capacidad de resolución hasta en los menores niveles. Estas fuerzas son el resultado del intenso y permanente entrenamiento que debe estar conducidos por hombres que entiendan claramente el empleo de las tropas paracaidistas, el funcionamiento de los sistemas de armas integradas y de las operaciones conjuntas y combinadas.

Frecuentemente la IV Br Parac efectúa lanzamiento y reconocimiento de los probables lugares de empleo en los distintos ambientes geográficos. El lema de la Brigada impuesto por el capellán Alarcón refleja el espíritu de sus integrantes:

“podéis ir a cumplir vuestro deber, con el cuerpo confiado en la tela y puesta el alma en las manos de Dios “

 Sin dudas la realización del Curso Básico de la Aptitud Especial de Paracaidista por parte de los Cadetes de la Escuela de Aviación Militar podría ser una estrategia a utilizar como una medida de lograr resistencia, afianzar el liderazgo y profundizar el sentido de pertenencia. Los cadetes podrían estimularse para mejorar su rendimiento al obtener el distintivo o Brevet de Paracaidistas como señal del valor, coraje y arrojo.

Bibliografía:

  • Revista “El Soldado” Ejército Argentino.
  • Anuario 2002- Instituto Nacional Newberiano.” Origen del Paracaidismo Argentino 1941 – 1952” (por Com. (R) Koch)
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