Un poco de la rica historia aeronáutica nacional

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La República Argentina, como pocas naciones en el mundo, ostenta con legítimo orgullo la posesión de una larga y fecunda tradición aeroespacial que, nacida en los albores del siglo XIX con importantes manifestaciones aéreas, se desarrolló y consolidó a partir de la primera década del Siglo XX a la par de las más avanzadas potencias del orbe, originando un proceso ininterrumpido integral de real liderazgo latinoamericano.

Durante el Siglo XIX, en nuestro país, se realizaron esporádicas ascensiones aerostáticas en globos de aire caliente y de gas, las que estuvieron a cargo de valientes y arriesgados aeronautas extranjeros, quienes, exponiendo permanentemente sus vidas, recorrieron la América Latina con fines puramente lucrativos.

La primera ascensión aerostática que uniera a dos naciones sudamericanas, estuvo a cargo del aeronauta español Esteban Martínez, quien el 18 de setiembre de 1887, al mando de un globo de aire caliente, cruzara el río Uruguay, a la altura de las ciudades de Concordia (Argentina) y Salto (Uruguay).

Ya en la primera década del siglo XX, las ascensiones escalofriantes de José Silimbani y su esposa Antonietta Cimolini, de origen italiano, asombraron al pueblo de todas las localidades del país que visitaron, hasta la trágica muerte de Antonietta, al caer en 1904 en el Río de la Plata.

A fines del año 1907 regresó al país un joven diplomático argentino: Aarón de Anchorena. En Francia, donde desarrolló tareas en la Embajada Argentina, también había podido participar activamente en actividades aerostáticas. Trajo consigo un globo esférico de 1200 m3, al que bautizó «PAMPERO», nombre criollo de uno de nuestros vientos. Invitó al conocido deportista, Ingeniero Jorge Newbery, a realizar juntos una ascensión. El día de la Navidad de 1907 el «PAMPERO” y su tripulación se elevó desde la Sociedad Sportiva Argentina, ubicada en el barrio de Palermo, para descender, dos horas después, en la vecina orilla del Uruguay. Aarón de Anchorena y Jorge Newbery fueron los primeros argentinos que realizaron una ascensión en su patria.

En 1908, se fundó el Aero Club Argentino. Entre sus propósitos primordiales se fijó incorporar la aviación militar a nuestro Ejército, lo que significó desarrollar una intensa y provechosa labor que culminó en 1912, al crearse la Escuela de Aviación Militar. Se siguió de esta manera, y en forma simultánea, con las políticas institucionales y progresistas que se venían operando en los Ejércitos de las grandes potencias.

A principios de 1910, comenzaron a llegar a Buenos Aires famosos y reconocidos aviadores extranjeros, quienes habrían de concretar los primeros vuelos en cielos argentinos. Ante la llegada de los aviadores extranjeros se hacía imprescindible contar con un aeródromo que reuniera las condiciones de comodidad para los espectadores, con un lugar para las reparaciones y resguardo de los aviones y una adecuada pista de vuelos.

El primer vuelo en nuestro país fue realizado por el italiano Ricardo Ponzelli, el 30 de enero de 1910 con un avión Voisin de 50 HP. Ese mismo aviador concretó otra hazaña: realizó el primer vuelo nocturno del mundo y lo hizo en nuestro país. El público se mostró entusiasmado con aquellos vuelos y deslumbrado ante los aviones Voisin, Farman y Bleriots, que alcanzaban la fantástica velocidad de 60 kilómetros por hora.

El primer aeródromo en nuestro país se instaló en Villa Lugano, barrio de Buenos Aires. Fue inaugurado el 23 de marzo de 1910. En una zona con calles de tierra transitadas por jinetes, carruajes y por algunos esporádicos arreos rumbo a los mataderos, que levantaban grandes nubes de tierra en verano. El terreno, de dos kilómetros de tierra apisonada, contaba con ocho hangares, una tribuna de doscientos metros de extensión, con palcos, un molino y una bomba semi-surgente.

Francia fue el primer país que incorporó el avión para el uso militar. Lo seguirían Alemania, Inglaterra, Rusia, Bélgica, Italia y los Estados Unidos de Norteamérica. Ello sucedía en 1911. Algunos oficiales de nuestro ejército habían aventurado juicios favorables sobre la conveniencia de contar con una aeronáutica militar, aunque los criterios se repartían a favor de los aviones y los dirigibles.

 

Aviación Militar del Ejercito

Con la firma del Presidente de la Nación, Dr. Roque Sáenz Peña y refrendado por su Ministro de Guerra, General de División Gregorio Vélez, se promulgó el 10 de agosto de 1912 un decreto s/nº por el que se creó la Escuela de Aviación Militar dentro del ámbito de aquel Ministerio. En los considerandos del mismo se hacía notar la excelente actitud del Aero Club Argentino al poner a disposición su parque aerostático, elementos y profesores libres de todo gasto.

El lugar en el que habría de instalarse el nuevo instituto, uno de los primeros en su género en el mundo, era un terreno que el Ministerio de Guerra le había cedido a la Compañía Aérea Argentina. Los directivos de la misma, en patriótico gesto, hicieron donación a la Escuela de Aviación Militar de las instalaciones con que contaba el campo. La nueva Escuela de Aviación Militar fue inaugurada el 8 de septiembre de 1912. Fue designado Director Militar de la Escuela el Teniente Coronel Arenales Uriburu.

La Dirección Técnica de la flamante escuela, fue inicialmente asumida por el Aero Club Argentina, a través de la excepcional tarea que cumplieron los Ingenieros Jorge Newbery y Alberto Mascías. El Aero Club también asignó un instructor rentado por tres meses y, además, transfirió sus aviones y globos de instrucción, en tanto se recibían importantes donaciones de comercios y de particulares.

La estrechez económica por la que atravesaba el Gobierno Nacional, característica que sería una constante por muchos años, impidió que pudieran crear y organizar por si solo aquella incipiente aviación militar, que surgió como hemos expresado por decisión generosa y altruista de los hombres del Aero Club, que facilitaron el personal y el material necesario.

El Mayor retirado Arturo Luisoni, concibió el proyecto de realizar una suscripción popular a fin de adquirir un dirigible. Recurrió entonces al barón Antonio de Marchi, espíritu abierto a todas las manifestaciones al progreso, que tomó como cosa propia la realización de tan ambiciosa inquietud.

La noticia fue recibida con general entusiasmo. Poco después se constituía la «Comisión Central Recolectora de Fondos Pro-Flotilla Militar Argentina» cuya presidencia estaría a cargo del barón de Marchi, presidente de la Sociedad Sportiva y del Ingeniero Jorge Newbery, que lo era del Aero Club Argentino. De inmediato comenzaron a recibirse importantes donaciones.

La realización de esta colecta en tiempo récord mediante la venta de rifas, tarjetas, estampillas, etc. puso de manifiesto la excepcional actividad realizada por los integrantes de la Comisión, como así también la generosa disposición de nuestro pueblo.

El 4 de noviembre se dio inició al primer Curso de Aviación, de los veinte que habrían de desarrollarse hasta el año 1936. Los cursantes fueron un oficial de Marina y diez oficiales del Ejército, entre estos el Teniente piloto aviador Manuel Félix Origone, quien semanas después, el 19 de enero de 1913, habría de caer inmolado en un accidente aéreo y ser el primer mártir de la Aviación Militar Argentina.

El 25 de mayo de 1913, el pueblo porteño se vio sorprendido al presenciar el primer desfile aéreo con aviones militares que, para conmemorar la fecha patria, llevaron a cabo frente a las autoridades nacionales reunidas en el Hipódromo Argentino de Palermo, y que sirvió para demostrar la excelente preparación y pericia alcanzada.

La dirección técnica ejercida por personal del Aero Club cesó en el año 1915 al considerar, las autoridades nacionales, que el personal militar superior egresado de la escuela, ya poseía suficiente capacitación para afrontar tal responsabilidad.

En torno a la denominación de este instituto, ese año pasó a ser Escuela Militar de Aviación, nombre que habría de mantener hasta el año 1944 cuando, por un decreto, se le restituyó el original de Escuela de Aviación Militar, tal como se la conoce actualmente.

Dos acontecimientos aeronáuticos de trascendencia ocurrieron en aquella década, el primero el 24 de junio de 1916 cuando los argentinos Señor Eduardo Bradley y el Capitán Ángel María Zuloaga vencieron al macizo andino al sobrevolarlo por sus altas cumbres con un globo desde Santiago de Chile a Uspallata y el segundo, el 13 de abril de 1918, cuando el Teniente Aviador Militar Luis C. Candelaria, por primera vez y en un avión rudimentario y endeble, lo volvería a sobrevolar uniendo Zapala con Cunco en la República de Chile.

Entre los días 3 y 28 de mayo de 1918, los Tenientes Aviadores Militares Pedro Zanni, Antonio Parodi y Benjamín Matienzo intentaron repetidas veces trasponer el macizo andino por Mendoza volando en escuadrilla, pero volvieron a fracasar en razón de las extremas condiciones meteorológicas, especialmente los fuertes vientos frontales.

Tales vuelos tuvieron un saldo trágico con el sacrificio del Teniente Matienzo, quien desapareció el 28 de mayo con su avión Nieuport 28, cumpliendo con la palabra empeñada antes de partir: «Llegaré a Chile o me quedaré en la cordillera», héroe alado andino cuyos restos serían encontrados seis meses después, en tanto que su avión fue ubicado recién en el año 1950.

Los nuevos conocimientos y experiencias adquiridas en aquellas misiones, originaron cambios orgánicos importantes. El 21 de marzo de 1920 se creaba el Servicio Aeronáutico del Ejército con dependencia de la Inspección General del mismo, siendo su primer director el Coronel Mosconi. De aquel Servicio pasó a depender la Escuela Militar de Aviación. En tanto se recibieron los aviones Avro 504-K Gnome de 100 HP, que permitieron una mejor capacitación del personal de alumnos utilizando el eficaz método «Gosport» de enseñanza inglés.

Por decreto de enero de 1922 se ordenó disolver la Escuela Militar de Aviación y su reemplazo por el Grupo 1 de Observación que, situado aún en El Palomar, configuró la primera unidad aérea militar organizada en base a una Plana Mayor, a escuadrillas de Observación, de Caza y de Bombardeo y a secciones fotográficas y de entrenamiento.

Además de cooperar en el tiro de artillería y en los trabajos de reconocimiento, fotografía aérea y radiotelegrafía, aquel Grupo 1 de Aviación, al finalizar el año 1922, realizó vuelos de largos recorridos para ejercitar al personal en pruebas importantes de navegación, organizándose cuatro escuadrillas que partieron de El Palomar, una de observación a Jujuy al mando del Capitán Oscar Lozano, otra de bombardeo a Posadas a cargo del Capitán Elisendo Pissano, una tercera de caza a Río Gallegos al mando del Capitán Parodi y una cuarta también de caza a Mendoza al mando del Teniente 1º Florencio Parravicini Diomira.

Respondiendo a las necesidades crecientes de la aviación militar, el 29 de enero de 1922, se implementó el Gabinete Psicofisiológico, actual Instituto Nacional de Medicina Aeronáutica y Espacial, designándose primer titular al Cirujano de Cuerpo, asimilado a Teniente 1º, Doctor Agesilao Milano, eminente profesor de la medicina aeronáutica y Benemérito de la Aeronáutica.

Otra hazaña notable de la época fue la que protagonizara el Mayor Pedro Zanni entre 1924 y 1925, en su intento de ser el primer aviador argentino en dar la vuelta al mundo en avión, emulando a otros aviadores extranjeros y raid aéreo del que solo pudo volar desde Ámsterdam hasta Tokio, en sucesivas y riesgosas etapas, por lugares desconocidos, desolados y sin infraestructura aeronáutica, que tuvo que suspender en suelo japonés al sufrir un accidente. Proeza aérea que le dio renombre mundial.

El 10 de octubre de 1927, fue colocada la piedra fundamental de la Fábrica Militar de Aviones, con asiento en Córdoba, la que al año siguiente produjo una primera serie del avión de entrenamiento Avro K-504 y tiempo después otras de los cazas Dewoitine D-21 y Curtiss 75-0, etc., iniciando una excepcional trayectoria aún vigente en el campo industrial aeronáutico.

El 10 de agosto de 1937, la Escuela de Aviación Militar pasó a ocupar sus nuevas y modernas instalaciones de arquitectura colonial, en las afueras de Córdoba, lugar donde se comenzó a usar como primer avión de instrucción elemental el famoso e histórico biplano biplaza Focke Wulf 44 J, producido en serie por la FMA.

Continuando con la evolución orgánica de la aviación militar, el Gobierno Nacional dispuso crear, en diciembre de 1941, su Agrupación Transporte con asiento en la Base Aérea Militar de El Palomar, lo que permitió, establecer las primeras líneas aéreas estatales de fomento, que después fueron y son conocidas como Líneas Aéreas del Estado – LADE.

El 11 de octubre de 1943 se instaló la Escuela de Tropas Aerotransportadas en Campo de Mayo, la que a partir del año siguiente pasó a integrar la Guarnición Aérea Córdoba como Escuela Militar de Paracaidistas, posibilitando que nuestro país fuera el 5º en el mundo en poseer estas modernísimas unidades militares después de Rusia, Alemania, Gran Bretaña y los Estados Unidos.

La aviación militar fue cuna de la actual Fuerza Aérea, por así haberlo reconocido un decreto del año 1954 que fijó como «Día de la Fuerza Aérea Argentina» el 10 de agosto, en razón de haber sido ese día, del año 1912, en que tuviera su origen. Con aquella escuela, se configuró el primer eslabón que tuvo la aeronáutica militar argentina, una de las primeras del mundo.

 

Aeronáutica Militar Independiente

A comienzos de la década de 1940, los aviadores militares aspiraban a que la Aviación Militar alcanzara el rango de una fuerza aérea independiente, que conformara la tercera Fuerza Armada del país, tal como lo eran el Ejército y la Armada, con un Ministerio del Aire propio, que dirigiera toda la actividad aérea nacional integrada, fines estos que eran resistidos por ciertos núcleos de las otras fuerzas armadas.

Con la Revolución del 4 de junio de 1943, aquel camino apareció más expedito y, encabezados por el entonces Teniente Coronel Aviador Militar Cesar R. Ojeda, vislumbraron la posibilidad de materializarlos rápidamente.

La reestructuración comenzó, pocas semanas después de producirse aquella revolución, dentro del propio Ministerio de Guerra, donde el 3 de agosto la Inspección General del Ejército existente desde el año 1923, fue reemplazada por el Comando en Jefe del Ejército, siguiéndoles otras importantes decisiones gubernamentales, entre ellas:

  1. El 11 de febrero de 1944, se creó el Comando en Jefe de la Aeronáutica, que reemplazó al Comando de Aviación del Ejército, asignándole la responsabilidad de la dirección de los asuntos aeronáuticos de la Nación, con excepción de los concernientes a la Marina de Guerra. Su primer titular fue el Coronel Bartolomé de la Colina.
  2. El 1 de julio de 1944, se creó el Escalafón del Personal Militar Superior de la Aeronáutica Militar, que dispuso su baja del escalafón del Ejército, fecha clave e histórica de la separación definitiva de esta fuerza.
  3. En octubre de 1944, se aprobó la primera Ley Orgánica para el Personal Militar de la Aeronáutica, que fijó los nuevos grados militares.
  4. El 4 de enero de 1945, se creó la Secretaría de Aeronáutica dependiente de la Presidencia de la Nación, saliendo de esta manera del ámbito del Ministerio de Guerra pero que, a los efectos del artículo nº 81 de la Constitución Nacional, requirió que los decretos de esta Secretaría fueran refrendados por el citado Ministro.
  5. Por un decreto del Gobierno Provisional de 1956, los Brigadieres (R) Ángel María Zuloaga y Antonio Parodi, quienes habían sido titulares de la aviación militar del Ejército, y en caso único que registra la historia, fueron ascendidos al grado de Brigadier General.
  6. Pasaron a integrar aquella nueva Secretaría de Aeronáutica los siguientes organismos:
  7. La Secretaría del Comando en Jefe de Aeronáutica
  8. El Comando de las Fuerzas Aéreas Militares:
  9. El Estado Mayor
  10. Las Unidades Aéreas:
  • El Regimiento 1 de Bombardeo
  • El Regimiento 2 de Caza
  • El Regimiento 3 de Ataque
  • La Agrupación Transporte
  • La Agrupación Entrenamiento
  • El Grupo 1 de Observación
  • El Batallón de Comunicaciones de Aviación
  • El Centro de Tiro y Bombardeo La Rioja
  1. Las Bases Aéreas:
  • La Base Aérea Militar El Palomar
  • La Base Aérea Militar General Urquiza
  • La Base Aérea Militar Reconquista,
  • La Base Aérea Militar El Plumerillo,
  • La Base Aérea Militar Coronel Pringles
  • La Base Aérea Militar Tandil.
  1. Las Guarniciones Aéreas:
  • El Palomar
  • Paraná
  • Córdoba
  1. El Comando de Defensa Antiaérea Activa
  2. La Dirección del Personal de Aeronáutica
  3. La Asesoría Jurídica
  4. El Instituto Aerotécnico
  5. La Escuela Superior de Guerra Aérea
  6. La Dirección de Institutos Aeronáuticos:
  • La Escuela de Aviación Militar
  • La Escuela de Especialidades
  • La Escuela de Tropas Aerotransportadas
  1. El Cuartel Maestre General de Aeronáutica:
  • La Dirección de Infraestructura
  • La Dirección de Sanidad de Aeronáutica
  • La Dirección Administrativa
  1. La Dirección General del Material Aeronáutico:
  • El Taller Regional Río Cuarto
  • La Dirección de Estadística de Aeronáutica.
  1. La Dirección General de Aeronáutica Civil:
  • La Dirección de Aeronáutica Comercial
  • La Dirección de Aeronáutica Deportiva
  • La Escuela Nacional de Aeronáutica
  • La Biblioteca Nacional de Aeronáutica.

Estas importantes decisiones a nivel nacional, configuraron un cuadro histórico extraordinario, que significó comenzar a conformar aquel ideal de poseer una Aeronáutica independiente e indivisible, que superara y remontara aquella reducida, desintegrada e ineficiente aviación militar de entonces.

A título de ejemplo, citemos el caso de la infraestructura aeronáutica del país, que al año 1945 era realmente alarmante, pues solo existía un modesto y desactualizado Aeropuerto Internacional, el de Morón (Presidente Rivadavia) y algunos aeródromos con pistas de tierra, que llevó a la conducción superior a adecuarlos prioritariamente a los tiempos modernos, sacrificando para ello muchas veces fondos de su presupuesto siempre insuficiente, al crear nuevos aeródromos, con pistas pavimentadas y equipamientos actualizados por todo el país, para satisfacer necesidades militares y civiles, especialmente de la aviación comercial, surgiendo los modernos Aeropuertos Internacionales de Ezeiza, de Córdoba, de Mendoza, el Aeroparque de Buenos Aires, etc.

Aquella situación institucional inicial habría de perfeccionarse con la reforma de la Constitución Nacional que se aprobara el 4 de marzo de 1949, que permitió crear nuevos Ministerios Secretarias de Estado, entre ellos en el Departamento de Aeronáutica y cuyo primer titular fuera el Brigadier Ojeda, medida con la que se logró total independencia funcional y plena igualdad con el Ejército y la Armada.

Estos nuevos ministerios militares habrían de mantenerse hasta el año 1958 en que el Gobierno Nacional dejó sin efecto aquella reforma constitucional de 1949, reemplazándolos por Secretarías de Estado de Aeronáutica, de Ejército y de la Armada, que a su vez se mantuvieron hasta el año 1966 en que sus funciones fueron absorbidas por sus respectivos Comandos en Jefe.

Al decir del Brigadier Mayor Ojeda, la Fuerza Aérea Argentina fue al año 1949 y en todos los aspectos, la más poderosa de Latinoamérica. En aquel año, que se crearon las nuevas unidades aéreas operativas, al constituirse, el 15 de marzo, seis Brigadas Aéreas:

  1. I Brigada Aérea (El Palomar)
  2. II Brigada Aérea (Paraná)
  3. III Brigada Aérea (Reconquista),
  4. IV Brigada Aérea (Mendoza),
  5. V Brigada Aérea (Villa Reynolds)
  6. VI Brigada Aérea (Tandil)

Posteriormente se crearían otras Brigadas Aéreas y Comandos Superiores que, en su constante evolución, llegaron a ser los Comandos de Operaciones Aéreas, de Material, de Personal y de Regiones Aéreas, aunque en la actualidad reciben otras designaciones.

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