¡El hombre que detuvo la guerra fría!

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Por George WINSTON


La Guerra Fría, período de tensión entre las potencias occidentales y orientales que duró desde el final de la II Guerra Mundial hasta 1991, mantuvo al mundo en suspenso sobre la posibilidad de un ataque nuclear de un lado u otro. El final de este período inestable se llevó a cabo bajo la supervisión del presidente Ronald Reagan, y una de las principales razones del colapso de la Guerra Fría fue la llegada del bombardero supersónico B-1.

El programa para reemplazar la vieja flota de aviones B-52 Stratofortress de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos se inició en 1970 bajo la presidencia de Nixon. El consenso general entre los altos mandos militares era que la Unión Soviética sostenía superioridad aérea y podría lanzar un primer ataque contra los EEUU y destruir los B-52 en tierra. Esto era inaceptable, por lo que Nixon lanzó un programa para producir el bombardero B-1, un avión como ningún otro visto en el mundo en ese momento.

Con su diseño de ala variable y su capacidad de evadir los radares, transportar 22 misiles de crucero, ascender a 10.000 pies en menos de 2 minutos, alcanzar una velocidad máxima de 900 mph y realizar vuelos de 11 horas de duración, hizo de este un avión a ser temido por todos los enemigos de las superpotencias occidentales. Este avión daría a los EE.UU. su superioridad aérea, pero debido a los recortes presupuestarios el programa fue desechado en 1977 por el presidente Carter, pero en 1981 Reagan resucitó el programa después de que los contratos para construir los componentes fueron compartidos entre todos los estados.

El programa en Rockwell fue liderado por Sam Iacobellis, vicepresidente ejecutivo y vicepresidente de Rockwell. El programa fue una excepción a los contratos militares normales al que Iacobellis programó para ejecutarlo en sólo seis años, mucho antes de lo previsto. El primer B-1B salió de la línea de producción, y fue entregado al Comando Aéreo Estratégico, en poco más de tres años y medio y al costo de $ 220 millones.

¿Quién era este hombre que se había apoderado de los deseos del gobierno y había producido un arma militar estratégica como ninguna otra vista en el mundo en ese momento y ayudó a poner fin a la Guerra Fría?

Sam Frank Iacobellis nació en Fresno, California, el 17 de agosto de 1929. Su padre, Frank Iacobellis, era ranchero de una primera generación de inmigrantes italianos, mientras que su madre, Mary Ceppaglia pertenecía a una segunda generación de inmigrantes de origen italiano en Nueva York. Sam fue criado y educado en Fresno, donde asistió a la Universidad Estatal de California y obtuvo el título de ingeniero.

Encaró una maestría en ingeniería en la Universidad de California en Los Ángeles. Su inspiración para trabajar en la aviación provino de un primo que voló un Mustang P-51 durante la II Guerra Mundial.

Cuando North American, adquirida más tarde por Rockwell, reclutó personal en el campus, aplicó para un puesto y fue empleado como dibujante con un salario de $ 1.62 por hora!

En una entrevista recordó esos primeros días, «no pregunté cuánto iban a pagarme, sólo quería ir allí. Así que al día siguiente de graduarme me dije: a Los Ángeles para trabajar. Fue una de las experiencias más gratificantes que uno podría tener, porque estaba capitalizando todo el trabajo anterior de los ingenieros. Me enseñaron a no tomar atajos porque la vida de un piloto, un astronauta o un miembro de la tripulación, está en tus manos».

Rockwell fue la única compañía para la que trabajó Sam Iacobellis, y se retiró después de 43 años de servicio. En el momento de su retiro, él era uno de los tres responsables del funcionamiento de los motores cohetes, utilizados en aviones y en naves espaciales.

Sam Iacobellis falleció en San Luis Obispo, California, el 10 de septiembre de 2016 a los 87 años, debido a complicaciones derivadas de un accidente cerebrovascular. Le sobreviven su esposa, Helene, su hijo, Sam Iacobellis II, su hija, Lee Ann Schantz, dos nietos y su hermana, Anna Saladino.

El ejército ruso le dijo a Robert Cattoi, un ex ingeniero jefe de Rockwell, que el B-1B había sido una razón importante o el colapso de la Guerra Fría. Durante una entrevista a Los Ángeles Times, Cattoi dijo: «Uno de ellos me preguntó, ‘¿Conoces a Sam Iacobellis? Si lo ves, dile que él fue mucho más responsable de terminar la Guerra Fría de lo que él podría darse cuenta. No teníamos los recursos para igualarlo. Fue la vara que rompió la espalda del camello».

Después de la Guerra Fría, el General Pyotr Deinekin, ex jefe de la Fuerza Aérea de Rusia, y Iacobellis intercambiaron modelos del B-1B y su equivalente ruso. El General Deinekin incluyó con su regalo una nota diciendo: «Los dos deberíamos estar muy contentos de que nuestros aviones no tuvieran que verse en combate».

Por su parte, Sam Iacobellis fue muy humilde sobre la influencia que él había tenido en la política mundial, diciendo: «Trabajamos como si estuviéramos en primera línea de la Guerra Fría».

Fuente: https://www.warhistoryonline.com

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