¿Qué se siente estar en el espacio? y otras 16 preguntas que siempre quisiste hacerle a un astronauta

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De visita en Buenos Aires, Jon MCBRIDE, reconocido piloto del transbordador espacial, dialogó con Infobae. Cuán complejo es convertirse en cosmonauta, qué hacen en su tiempo libre en órbita, por qué se desconfía tanto de la NASA, entre otras inquietudes.

Por MAXIMILIANO FERNÁNDEZ


A lo largo de la historia, menos de 600 personas fueron al espacio. De las cuales, solo 300 astronautas están vivos. Uno de ellos se acerca, metro ochenta y ocho y poco más de 90 kilos. Luce orgulloso su traje azul con las respectivas insignias de la NASA, de las proezas que logró y su nombre: Jon MCBRIDE. Sonríe y apenas se baja el cierre para dejar ver su remera amarilla. «Compórtate como una persona normal. A no ser que seas un capitán. Entonces compórtate como un capitán», dice.

McBride es hoy jefe de astronautas del Kennedy Space Center Visitor Complex que, en cooperación con Copa Airlines, vino a presentar su programa para motivar a las futuras generaciones que viajarán al cosmos. Es la primera vez que visita Buenos Aires, aunque confiesa a Infobae ya haber visto la ciudad desde el espacio.

¿Soñaba con ser astronauta desde chico?

Me di cuenta de que quería ser astronauta cuando estaba en el junior college (el equivalente a los primeros años de secundaria). En ese momento, los rusos lanzaron Sputnik, el primer satélite, y comenzaba la era espacial. Ya en la universidad, Yuri Gagarin llegó al espacio y ahí realmente me decidí: quería ser astronauta.

¿Cuán complejo es convertirse en astronauta?

La mayoría de los astronautas que estaban siendo seleccionados eran del Navy (la Armada). Eso aumentaba mis posibilidades. Entonces, una vez que me gradué de ingeniero en la universidad, me incorporé al Navy. Luego, cuando presenté la solicitud éramos 80 mil postulantes para la NASA. El primer proceso, de un año, bajó los 80 mil a solo 8 mil. Luego, un año después, ese número descendió hasta 200. En los seis meses siguientes, nos entrevistaron a todos y solo quedamos 35. De 80 a mil a 35 y esa fue la clase de mayor éxito.

El transbordador espacial había dado vuelta el tablero. A diferencia de la emblemática Apollo, en los transbordadores había dos pilotos y hasta cinco científicos de cualquier rama, desde médicos hasta físicos, en una misión. McBride, con su experiencia militar a cuestas, fue uno de esos pocos comandantes.

¿Cómo era pilotear el transbordador?

Era una máquina muy complicada. Todos los pilotos habían sido pilotos de prueba. Una de las grandes dificultades, al regresar a la Tierra, era que no tenía propulsión. Era un planeador sofisticado y había una sola oportunidad para aterrizar.

¿Qué sintió la primera vez que llegó al espacio?

Que por fin uno de mis sueños se convertía en realidad. Es algo que todos deberían vivir. Te cambia la forma de pensar.

¿Cuáles son los momentos más críticos en una misión?

Sin dudas, el lanzamiento. Es muy dinámico y estresante. Son 8 minutos y medio desde el despegue hasta llegar a órbita en los que, por más que se ensaye, pueden ocurrir hasta dos o tres problemas al mismo tiempo.

¿Se extraña algo de la vida diaria estando en órbita?

Pizza… pizza y cerveza.

 ¿Qué fue lo más gracioso que recuerde en una misión?

Yo fui parte de la primera tripulación de siete personas que fue al espacio. Puse una cámara en el medio de la cabina y todos debían pasar en frente flotando y saludar. Les dije que no pararan, que pasaran por la cámara y volvieran a pasar. 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7 y todos dijeron: «Ahí están los siete». Pero siguió la cuenta: 8, 9, 10. Entonces, desde control se preguntaron: «¿Cuántas personas hay en ese vuelo? Creíamos que solo eran siete personas».

En ese momento, McBride saca de su bolsillo delantero una moneda y la regala. El pequeño tributo recuerda dos hitos espaciales de los que fue parte en octubre de 1984, a bordo del Calender: por un lado, referencia a la primera misión de siete personas. Por otro, la primera tripulación en contar con mujeres en sus filas.

¿Qué hacen en su tiempo libre en órbita?

No hay mucho tiempo libre porque cada minuto lo tenemos programado y es muy caro estar en órbita, pero los pocos ratos los usábamos para ir a la ventana más cercana y apreciar la belleza de la Tierra desde arriba.

¿Cuáles son los lugares más increíbles para ver desde el espacio?

Hay algunas partes de Sudamérica increíbles, pero los paisajes más alucinantes para ver desde arriba son las islas y las montañas. Las islas de Hawái y Seychelles son  mis preferidas.

¿Se pueden llevar objetos personales a las misiones?

A cada miembro de la tripulación se le permite llevar hasta veinte objetos personales, que deben caber en pequeñas cajas.

 ¿Qué es lo primero que hizo cuando regresó a la Tierra?

Los transbordadores no tienen ducha, así que lo primero que queríamos hacer todos era bañarnos.

Después de pilotear la misión STS-41G del Transbordador Espacial Challenger, estaba estipulado que, tras dos años, en marzo de 1986, sería el comandante de la tripulación STS 61-E. Además de llevar y traer de regreso la nave, el piloto se encarga de reparar cualquier inconveniente que surja, un cable roto, una computadora averiada- y de mantener el contacto con la base de control en tierra. Solo dos meses antes, en enero de ese año, el Challenger se desintegró en pleno vuelo y la NASA canceló la ansiada misión.

¿Qué sintió cuando se desintegró la nave?

Fue uno de los momentos más difíciles de mi vida. Perdí cuatro compañeros de mi clase allí. Me acuerdo de que nos llamaron 5 ó 10 minutos antes a todos para presenciar el lanzamiento y cuando despegó estábamos todos aplaudiendo y celebrando. «Hey», gritábamos y nos felicitábamos. 11 segundos después nuestras vidas cambiaron para siempre. Había tal silencio que si se caía una lapicera resonaba. Nadie podía creer lo que estábamos viendo.

¿Qué fue lo que falló?

Hubo un mal diseño en la propulsión. El empaque estaba congelado por las temperaturas bajo cero y no fue capaz de soportarlo. En vez de expandirse con el calor, se quebró.

A los pocos días, sonó su teléfono. Atendió su secretaria y le pasó el llamado. Era Ronald Reagan, entonces presidente de Estados Unidos. Estaba preocupado. El clamor popular después de la tragedia del Challenger proponía el cierre de la NASA. McBride, atónito, le aseguró que haría todo lo posible para que no sucediera.

¿Por qué cree que se desconfía tanto de la NASA?

Porque somos seres humanos y somos incrédulos, curiosos, envidiosos y pensamos diferente. Entonces siempre hay quien cuestione lo incuestionable. De eso se trata la naturaleza humana. Si todos pensáramos lo mismo, no evolucionaríamos. La gente no entiende por qué se destina tanto dinero a la NASA. No se da cuenta de que las misiones tienen un real impacto en su vida diaria.

¿De qué manera influye en la vida diaria?

Hoy todos usan celulares, GPS, el pronóstico del tiempo, los aviones, satélites, comunicaciones. En los últimos 50 años, la NASA patentó miles de inventos. Millones de personas fueron salvadas gracias a poder prever desastres naturales. En India, por caso, más cien años atrás, un tifón mató a 40 mil personas. Un siglo después, el mismo tifón, con la misma intensidad, pasó por la misma ciudad y mató solo a 30.

El Programa de Astronautas del Kennedy Space Center incluye actividades como encuentros, almuerzos y simulaciones de vuelo con cosmonautas. El objetivo no es otro que incentivar a las próximas generaciones, los astronautas del futuro, en la ciencia y el espacio, para que se conviertan en los viajeros a Marte, la gran obsesión espacial.

 ¿Cuán cercano o lejano ve la llegada del hombre a Marte?

La decisión política de ir a Marte ya está tomada, pero falta que el Congreso acepte un presupuesto para la misión. Yo creo que deberíamos primero regresar a la Luna, pero si apareciera el dinero hoy, tomaría unos 15 años que el primer hombre llegue a Marte.

 ¿Qué requisitos debe cumplir un joven para convertirse en astronauta?

Primero, la educación: estudiar, estudiar y estudiar. Hay miles y miles de postulantes cada año. En nuestra clase, éramos 15 pilotos, todos con maestrías y 20 doctores en diferentes ciencias. No hay otra opción más que llenar la cabeza con buenos conocimientos.

 

Fuente: http://www.infobae.com

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