El 13 de Abril de 1918 se realizó el primer cruce de la Cordillera de los Andes en avión, hazaña llevada a cabo por el entonces Teniente D. Luis Cenobio CANDELARIA. Para recordar este hito en la Aviación Argentina, se realizó una ceremonia conmemorativa en la Plaza de Armas de la Escuela de Aviación Militar.
Dicha ceremonia estuvo a cargo del Jefe de Cuerpo de Cadetes, Comodoro D. Gabriel E. QUIROGA, quien estuvo acompañado por los Jefes de Grupo, Personal Militar Superior, Subalterno, Docente, Civil del Instituto e Invitados especiales.
La Fuerza Aérea Argentina recuerda a Luis Cenobio CANDELARIA por ser uno de los precursores de la aviación en nuestro país.
La Historia del Teniente Luis CANDELARIA
Nació en Buenos Aires, el 29 de octubre de 1892. Cursó sus estudios en el Colegio Militar junto a otro de los grandes precursores de la aviación, el tucumano Benjamín Matienzo. Ambos egresaron como Subtenientes e iniciaron el 4° curso de aviación dictado en El Palomar.
Candelaria realizó numerosos vuelos de duración, distancia y altura y dos ascensiones diurnas en globo libre. En 1917 aprobó los exámenes de piloto y obtuvo su brevet otorgado por el Aero Club Argentino.
En abril de 1918 comenzó la aventura de sobrevolar los Andes utilizando un Monoplano Morane Saulnier Parasol “Mendoza”. Voló desde El Palomar a Cañuelas, donde los mecánicos desarmaron el aparato y lo trasladaron en tren hasta Zapala, provincia de Neuquén.
Finalmente, el 13 de abril cruzó el límite argentino-chileno por el paso del arco y después de volar 2 horas 30 minutos a más de 4 mil metros, aterrizó en la ciudad chilena de Cunco, con el combustible agotado.
Luego de cumplida la hazaña, Candelaria fue destinado en forma permanente en la Escuela de Aviación Militar donde recibió el brevet de Aviador Militar y el emblema especial de oro, con relieve alusivo al cruce.
Falleció a los 71 años castigado por la enfermedad y la pobreza, pero en paz y acompañado por sus seres queridos. Un Avro Lincoln de la Fuerza Aérea Argentina trasladó los restos del precursor hasta su última morada en Zapala, donde los pobladores aún hoy lo consideran su hijo pródigo.
La historia de la Aeronáutica Militar está enriquecida con varios referentes ejemplares. El Capitán CANDELARIA no resultó ser destacado por las dimensiones o temeridad de la hazaña aérea que protagonizó sino por los valores ético-morales que caracterizaron su vida.