SALA DE HONOR

Primera Bandera Nacional Argentina que flameó en Malvinas

La Sala de Honor cuenta con una sección especialmente dedicada a rendir homenaje a nuestros héroes de Malvinas.

Es importante destacar que esta Sala atesora una invaluable reliquia nacional, se trata de la primera Bandera Argentina que fue izada en la Base Aérea Militar Malvinas durante el Conflicto del Atlántico Sur.

Esta enseña patria, símbolo de soberanía nacional, fue rescatada por el señor Brigadier “VGM” (R) D. Luis Guillermo CASTELLANO, Comandante del Componente Aéreo de la Guarnición Militar Malvinas, al finalizar el conflicto, evitando que cayera en manos del enemigo como trofeo de guerra. Es digno de mencionar que el oficial estuvo 30 días como prisionero de guerra y durante todo ese período mantuvo el Pabellón Nacional resguardado de los ingleses.

Hoy, la enseña que lleva consigo los vestigios de la guerra, es custodiada por el Cuerpo de Cadetes y está presente en las ceremonias más importantes de la Institución; como lo es el Solemne Juramento de Fidelidad al Pabellón Nacional, en cuya ceremonia se formula la pregunta de rigor: “¿Juráis a la Patria, seguir constantemente su Bandera y defenderla, hasta perder la vida?” y los Cadetes responden con voz firme: “Sí. ¡Juro!”.

Óleos de Exequiel Martínez

En la Sala de Honor se encuentran las majestuosas obras pictóricas del artista Exequiel Martínez, quien buscó con su arte mantener viva la memoria de los que ofrendaron su vida en defensa de la Patria.

Exequiel Martínez nació en la provincia de Chaco y luego de terminar sus estudios secundarios ingresó a la Escuela de Aviación Militar donde egresó como Alférez con la especialidad de aviador militar, especializándose luego en Helicópteros.

En el año 1972 se va de baja de la Fuerza Aérea Argentina. Posteriormente, al enterarse de que el Conflicto de Malvinas había empezado, se ofreció para sumarse a las filas de los soldados argentinos y con su propia aeronave integró el “Escuadrón Fénix”, compuesto por pilotos civiles que operaron voluntariamente desde la Base San Julián.

“Tenía unos cuarenta años y era Capitán de la reserva. Mi función fue rescatar a los pilotos, muchos de los cuales eran camaradas que conocí por mi paso en la Escuela de Aviación. Al volver de sus misiones compartíamos juntos almuerzos, cenas y tardes de mates y charlas. Pero un día, en esos encuentros, vi una mirada en sus rostros que yo no entendía. Cuando fui al comedor preguntando por un compañero que me iba a contar un relato personal, todos nos dimos cuenta que su silla estaba vacía, que no había regresado. Ahí entendí el pedido que él me había hecho: ‘Exequiel, no sabemos qué va a pasar con nosotros, por eso te pido que, si no vuelvo, no permitas que todo quede en vano”.          

Y ese pedido tan profundo, como Martínez lo define, fue el motor para su vida. Sus manos pudieron reflejar lo que en carne propia experimentó en Malvinas y aunque en cada trazo derramó una lágrima, valió la pena remover esos momentos en su conciencia para dar a conocer al mundo el legado que dejaron los 55 caídos de la Fuerza Aérea Argentina. “Yo no estudié pintura, soy autodidacta y hago lo que puedo. Creo que ellos recurrían a mí en un esfuerzo por vivir después de la muerte y considero que lo logré. En cada cuadro hay pintura, cariño y dolor”.

(Fuente: Noticias en vuelo – FAA)

La Sala de Honor tiene el privilegio de contar con 35 magníficas obras de este artista, las cuales representan a los 36 oficiales que perecieron en el Conflicto del Atlántico Sur. Estos fastuosos óleos conforman el patrimonio invaluable que insta a mantener vivo el recuerdo de Malvinas.

Precursores de la Aeronáutica Nacional

 

Poseedores de espíritus audaces, plenos de coraje y valentía frente a los desafíos, son los hombres que incursionaron en la actividad aeronáutica y en el avión como el invento más revolucionario de la época.

La Sala de Honor cuenta con un sector dedicado especialmente a rendir homenaje y perpetuar la memoria de quienes sintieron el deseo de incorporarse a la naciente aeronáutica argentina y realizaron grandes aportes al desarrollo de la aviación.

En las vitrinas expuestas se pueden apreciar objetos que pertenecieron a los precursores, cuya antigüedad data de principios del siglo XX y diversos escritos que corresponden a la época ya mencionada.

Equipo de vuelo del Teniente D. Benjamín Matienzo cuando realizaba el cruce de los Andes en 1919.

El Teniente D. Benjamín MATIENZO nació el 9 de abril del año 1891 en San Miguel de Tucumán. En 1909 ingresó al Colegio Militar de la Nación. Continuó con su carrera militar hasta alcanzar el grado de Teniente. Posteriormente, ingresó a la Escuela de Aviación Militar de El Palomar, provincia de Buenos Aires, pasando a integrar el cuarto curso de ese centro de enseñanza. En 1917, recibió el brevet Nº 111 de piloto aviador del Aeroclub Argentino y en junio de 1918, el Ministro de Guerra le otorgó el título de Aviador Militar.

Junto con los aviadores Pedro ZANNI y Antonio PARODI se propuso cruzar, por primera vez, la Cordillera de los Andes desde Mendoza. Partieron en su raid con sus respectivas naves el 20 de junio de 1919. Matienzo lo hizo en un Nieuport 28 de 165 HP, de origen francés. El mal tiempo complicó la travesura por lo que Zanni y Parodi decidieron regresar. Matienzo, sin embargo, continuó su viaje. Decisión que, posteriormente, le costaría la vida.

Sus restos fueron encontrados en noviembre de 1919, a 4.000 metros de altura. Se había visto obligado a aterrizar e intentó regresar a pie pero murió debido a las bajas temperaturas.

La Sala de Honor es depositaria de objetos que formaron parte del vestuario y equipo que llevaba puesto el Teniente D. Benjamín MATIENZO cuando se propuso realizar la travesía de los Andes, los cuales son extraordinarios y dignos de admirar.

Antiparras pertenecientes al Ing. Jorge Newbery.

Jorge NEWBERY fue deportista, ingeniero, investigador y buscador de aventuras. Nació un 27 de mayo de 1875 en Capital Federal y la muerte lo sorprendió un 1 de marzo de 1914 en Mendoza.

NEWBERY quería ser el primero en cruzar la cordillera de los Andes y llegar a Chile. El 10 de febrero de 1914, desde el aeropuerto El Palomar y en su avión Morane Saulnier, batió el récord mundial de altura al ascender a 6225 metros; de esta manera comprobó que su sueño de cruzar la cordillera era posible. A los pocos días viajó a Mendoza y comenzó con los vuelos de entrenamiento a gran altura. Lo acompañaron sus amigos, el aviador Benjamín Gimena LASTRA y FELS, con quienes recorrió en mula la cordillera, investigando el terreno y para conocer datos meteorológicos.

Con el trabajo de campo realizado, planeó volver a Buenos Aires para a buscar su avión y realizar el vuelo. Antes de partir, desde la gobernación le organizaron un almuerzo en el que participaron figuras relevantes de la sociedad mendocina. Todo el mundo quería verlo volar. Ante la insistencia, NEWBERY aceptó el pedido y en el avión de su amigo FELS, comenzó a hacer algunas acrobacias aéreas. Al iniciar un looping el avión falló en el aire a tan solo 500 metros de altura y se hundió en la tierra. El país entero lloró su muerte.

(Fuente: Ministerio de Cultura de Argentina)

Dentro del acervo patrimonial que posee la Sala Histórica, permanece en resguardo las antiparras que usó el Ingeniero Jorge NEWBERY, entre otras reliquias de gran importancia. También es meritorio destacar que en hall del Cuerpo de Cadetes, se encuentra expuesta la obra escultórica de un Ícaro Alado, realizada por el artista francés Georges Colin, denominada La Conquête de l’air. Esta magnífica escultura también fue propiedad del mencionado precursor y posteriormente fue recibida como donación por la Municipalidad de Córdoba en el año 1965.

Capitán D. Luis CANDELARIA

 

Nacido en Tucumán el 29 de octubre de 1892, fue un Teniente y piloto militar, del Ejército Argentino. Cruzó la cordillera de los Andes, uniendo las localidades de Zapala (Argentina) y Cunco (Chile), en un avión Morane-Saulnier Parasol de 80 caballos de fuerza, el 13 de abril de 1918, en un tiempo de vuelo de 2 horas y 30 minutos, alcanzando los 4.000 msnm.

El gobierno de la Nación Argentina le dio el título de Aviador Militar por dicha hazaña.

(Fuente: Instituto Nacional Newberiano)

Su vida dedicada a la aviación convierte a este audaz hombre en otro precursor de la actividad aeronáutica nacional; y los objetos que usó para emprender sus vuelos conforman parte del patrimonio de la Sala de Honor.

Casco del Capitán D. Luis CANDELARIA.

Esta fastuosa reliquia denota las características propias de un casco de vuelo de aquella época. Revestida con cuero, se ajustaba al contorno de la cabeza y se cerraba con una hebilla. Digno de admirar por tratarse de los primeros cascos de vuelo.

Guantes y barómetro del Capitán D. Luis CANDELARIA.

Otra de las reliquias en resguardo, son los guantes pertenecientes a este precursor, los mismos están realizados en material de cuero, de origen francés; y un Barómetro de Aneroide, instrumento que mide la presión atmosférica, de gran importancia para las actividades de vuelo.

Crátera de origen alemán del siglo XIX.

La Sala de Honor atesora esta invaluable crátera de origen alemán. La misma fue realizada en cerámica y bronce cincelado y pintada a mano en su totalidad. Esta reliquia data de principios de siglo XIX y por su elegancia y delicadeza es digna de contemplar. Se trata de una de las donaciones más profusas que recibió la Institución. Actualmente forma parte de gran acervo patrimonial y se encuentra exhibida en esta Sala Histórica para su apreciación.

Escuela de Aviación Militar – SALA DE HONOR