UN HOMBRE LLAMADO MANUEL OSCAR BUSTOS

UN HOMBRE LLAMADO MANUEL OSCAR BUSTOS

por Comodoro (R) Pablo CARBALLO


«Después de escuchar una de sus conferencias, algo cambió para mí y se me ha grabado en el alma: «Muchas personas viven una vida larga e inútil mientras otros mueren dejando su ejemplo». Mi perspectiva cambió en ese momento, pues todas esas personas que murieron, lo hicieron siguiendo un ideal y dejaron una gran enseñanza. Es por eso que ahora puedo ver de una forma diferente la situación, por aquellos que pudieron volver y que en parte su dolor se ha convertido en humildad y que su valor los ha transformado en lo que hoy son….grandes héroes de Malvinas. Gracias por hacer que hoy empiece a amar de una manera más humilde e incondicional a mi patria».

Romina Carelí Bufanni

Mendoza, 14 de agosto de 2011

Recuerdo que el 1er Teniente Bustos llegó, junto con el Capitán Varela, a la V Brigada Aérea, en Villa Reynolds, Provincia de San Luis, procedente de la III Brigada Aérea, ubicada en Reconquista, al norte de la provincia de Santa Fe (hermoso nombre). Venía de volar el criollo avión «Pucará» con las intenciones de montar otro potro del cielo, el A-4 «Skyhawk», made in Estados Unidos. Este avión es bueno y fiel como un Ford «Falcon». No le fue difícil por sus cualidades y capacidades domar a ese nuevo cimarrón y pronto andaba volando por esos cielos como si siempre lo hubiera piloteado.
Manuel se caracterizaba por saber hacer amigos, era de esas personas que son bienvenidas en todos lados, pues tenía un carácter apacible, una sonrisa dispuesta y una mano tendida. Cuando recuperamos las islas Malvinas la Patria lo requirió y allí estuvo, al pie del cañón, como siempre. Recuerdo aquel 12 de mayo de 1982, en plena batalla, cuando ya el mundo comenzaba a escuchar hablar de los halcones y algunos de ellos ya habían partido a volar para el Señor. «Bustitos», como le decíamos nosotros, salió con su Escuadrilla a enfrentar al león inglés, valiente pero pirata al fin. Aún tengo grabada en la retina su imagen, colocándose el equipo de vuelo, con su eterna sonrisa, la que quedó grabada en una foto que alguien le sacó. Ese día dos fragatas inglesas supieron lo que eran los Halcones, pues la «Glasgow» y la «Brillant» quedaron averiadas. Ocho pilotos salieron, pero solo cuatro volvieron, él fue uno de los que quedaron de guardia en las Islas, hasta que la bandera azul y blanca vuelva a ondear rabiosamente en nuestras Islas Malvinas. El no volvió, pero no murió, está vivo en el corazón de los verdaderos argentinos, que nos dicen, como Sonia Dalmasso, quién escribió en Mendoza, el 16 de agosto de 2011: «…Son personas inolvidables y en cada uno de ellos está escrito el nombre de nuestras Islas….»